Prácticamente invencible en la prueba en solitario durante dos años, la belga se convirtió en la primera corredora de la historia en ganar los títulos olímpico y mundial contrarreloj en un mismo año, una hazaña también conseguida tres horas antes por la australiana Grace Brown en la prueba femenina.
En un recorrido de 46,1 km que le venía como anillo al dedo, se impuso a dos italianos por 6 y 54 segundos respectivamente: Filippo Ganna, ya segundo en los Juegos Olímpicos de París, y el sorprendente Edoardo Affini, que se mostró superior a favoritos como el británico Josh Tarling (4º) o el de Turgovia Stefan Küng (8º). “Es una locura, he vuelto a estar en forma justo a tiempo”, comentó Evenepoel, que logró recuperarse tras su fantástico doblete este verano en los Juegos Olímpicos de París, en la contrarreloj y en la carrera en ruta.
Pero no todo fue tan fácil. El prodigio flamenco de 24 años llegó a calificar su contrarreloj como “la más complicada de su vida”, después de llevarse un gran susto en la línea de salida cuando se le cayó la cadena unos segundos antes de la cuenta atrás. Aunque su equipo ya le había traído una bicicleta de repuesto, finalmente consiguió salir a tiempo con su bicicleta de salida prevista, pintada de dorado, y ponerse en cabeza desde el primer tiempo intermedio.
Pero eso no fue todo. Privado de un sensor de potencia, averiado, tuvo que hacer todo el recorrido sin esta herramienta que se ha vuelto indispensable para el ciclista moderno y que le permite, especialmente en una contrarreloj, seguir un plan de rendimiento establecido de antemano.
“Se me ha salido la cadena un minuto antes de la salida y el potenciómetro no funcionaba. Tuve que ir a trompicones. Me costó mantener el ritmo porque iba un poco a ciegas”, comentó el belga, que ganó hasta 19 segundos en el segundo tiempo intermedio antes de flaquear ligeramente hacia el final.
“He sufrido en los últimos dos o tres kilómetros, pero en un campeonato no te importan las diferencias. Al final ha sido otro buen día”, subraya el belga, que alza los dos brazos, un gesto poco habitual en una contrarreloj, al cruzar la línea de meta antes de caer en brazos de su mujer.
Con este nuevo maillot arcoíris, el prodigio del Soudal-Quick Step sigue llenando su palmarés en una temporada en la que también consiguió el tercer puesto en el Tour de Francia. Aún puede poner a prueba sus capacidades el próximo domingo en la carrera en ruta en la que será uno de los principales favoritos junto a Tadej Pogacar.
Sin embargo, los dos suizos que tomaron la salida tuvieron una tarde complicada en Zúrich. Stefan Küng, que soñaba con una medalla de oro en casa, tuvo que conformarse con el 8º puesto, a 1’48” de Evenepoel. Por su parte, Stefan Bissegger terminó 29º, a 4’04” del campeón del mundo, a pesar de haber empezado bien la carrera.