En su regreso tras una decepcionante Eurocopa, la selección francesa no tranquilizó en absoluto sobre su estado de forma al encajar una derrota muy preocupante en la Liga de las Naciones ante Italia (3-1) que la hundió en un profundo estancamiento, el viernes en el Parque de los Príncipes.
Se esperaba una reacción de los Blues, dos meses después de una Eurocopa marcada por el fracaso ofensivo y el juego soporífero. Pero los hombres de Didier Deschamps fracasaron estrepitosamente, no consiguieron sacar el partido adelante y perdieron con fuerza en casa ante una Nazionale que estaba en plena crisis antes de llegar a París.
El reencuentro con el público francés debía reavivar una llama que se había apagado en Alemania entre junio y julio, pero los subcampeones del mundo consiguieron la enorme hazaña de ofrecer un espectáculo aún más triste que el de la Eurocopa.
El gol más rápido en la historia de la selección, anotado a los 13 segundos por Bradley Barcola, podría haber hecho pensar en un escenario completamente distinto. Si bien los Tricolores tuvieron que esperar hasta las semifinales del torneo continental para marcar en jugada, esta vez lograron hacerlo desde el saque inicial, ya que el delantero parisino engañó a su compañero del PSG Gianluigi Donnarumma tras robarle el balón a Giovanni Di Lorenzo.
Una parte del Parc no dudó en corear “Zizou, Zizou”, pareciendo pedir ayuda a la leyenda Zinédine Zidane.
En cuanto a “Grizou”, un jugador histórico que fue degradado durante la Eurocopa, no logró realmente salir a flote y no tuvo un gran impacto en el juego de su equipo.
Incluso la defensa, única satisfacción de la Eurocopa, se vio completamente desbordada tras los tres goles italianos.
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