La alianza entre el grupo Pernod Ricard y el París Saint-Germain (PSG) parecía prometedora para una operación de comunicación exitosa. Por un lado, una marca emblemática, arraigada en la historia y la cultura marsellesa desde 1932; por otro, un club de fútbol entre los más prestigiosos de Europa. Sin embargo, esta alianza provocó rápidamente una ola de reacciones en los medios de comunicación y en las redes sociales, que pusieron de relieve las consecuencias del anclaje territorial y de una fuerte identidad local. ¿Se trata de un error estratégico evitable o de una auténtica genialidad?
Ricard es para Marsella lo que la Torre Eiffel para París: un símbolo profundamente arraigado en la identidad local, como el Vieux-Port o el estadio Vélodrome. Así, el anuncio de la colaboración con el PSG, rival histórico del Olympique de Marsella (OM), fue percibido como una “traición” por los marselleses. El vínculo histórico entre Ricard y Marsella, exacerbado por la rivalidad deportiva, desencadenó una ola de protestas, que llegaron incluso a llamar a boicotear los productos de la marca y a hacer reaccionar a Benoît Payan, el alcalde de la ciudad.
Aunque no se han revelado todos los términos del acuerdo entre Pernod Ricard y el PSG, esto no ha calmado la ira del Marsella. Ricard se ha encontrado en el centro de la tormenta, a pesar de que la asociación aparentemente incluye todas las marcas del grupo, la mayoría de las cuales no tienen relación con el Marsella. Este (…)
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