La omertá que avergüenza al ciclismo ante un campeón “extraordinario” [L’Agora]

La omertá que avergüenza al ciclismo ante un campeón “extraordinario” [L’Agora]
La omertá que avergüenza al ciclismo ante un campeón “extraordinario” [L’Agora]
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¿Pogacar es humano? Esta temporada 2025 nos deja más que perplejos, incluso repugnantes, pues el esloveno parece aplastar todo a su paso con una facilidad insultante. Veinticinco victorias, récords batidos uno a uno, tiempos irreales, vatios de potencia improbable, KOM (Rey de la Montaña) ganados en cada segmento. Pogacar se convierte en “Pogastrong”, un superhombre cuyas actuaciones parecen tan indiscutibles que todo el pelotón parece haberse resignado, tragándose el insulto y bajando la mirada. ¿Pero hasta dónde llegará este pesado silencio que rodea al esloveno y su equipo Emirates?

Todos recordamos esos años oscuros en los que un Armstrong o un Virenque (y, sin embargo, cuando era niño, ¡era mi ídolo!) desfilaban como héroes antes de caer en el fraude, y sin embargo las lecciones no parecen haber sido aprendidas. ¿Dónde están los periodistas de investigación, los corredores que alguna vez se atrevieron a denunciar lo inhumano? Hoy reina un silencio total. Ni el equipo, ni los seguidores, ni el organizador tienen la voluntad de plantear la cuestión de las actuaciones sobrehumanas de Pogacar. “No tienes pruebas de lo que dices”, nos dicen. Tampoco para Armstrong. Tampoco para Merckx. Para muchos otros tampoco, antes de ser capturados por la patrulla. O no. Todo depende del dinero que se invierta y de las técnicas utilizadas.

¿Quién perdería? Sería olvidar la enorme influencia financiera que ejercen los nuevos actores del ciclismo. El dinero inyectado por los Emiratos, Israel e incluso Arabia Saudita (y pronto China) está transformando el pelotón en un campo de juego geopolítico, donde los equipos pequeños luchan por sobrevivir frente a los colosales presupuestos de un puñado de superpotencias.

Los espectadores son los bromistas, y la llegada de las apuestas deportivas al mundo del ciclismo también hace que algunos de ellos guarden silencio, esperando ganar también (mientras el 95% pierde) dinero. en las carreras.

El problema no está sólo en las victorias sino en la preocupante omertá que rodea esta dominación. La más mínima mala actuación, la más mínima crítica a Pogacar podrían romper este frágil sistema que han instaurado los poderes financieros. Equipos, patrocinadores y autoridades prefieren la seguridad de un espectáculo uniforme a la transparencia. Los equipos pequeños, por su parte, se encuentran atrapados, dependiendo de las migajas que dejan los grandes. Lo único que queda es un deporte controlado, domesticado, que se cuida de no poner en duda las extraordinarias actuaciones de sus campeones más “sólidos”.

¿Dónde están los amantes del ciclismo que todavía se atreven a hablar?

Para los amantes del ciclismo, el disgusto es profundo. Ver a Pogacar arrasar con todo se ha vuelto casi un insulto, no sólo porque esta supremacía rompe toda forma de competencia, sino sobre todo porque despierta fuertes sospechas. ¿Quién se atrevería hoy a sugerir que el esloveno podría beneficiarse de una ayuda? ¿Quién tendría el coraje de rascar debajo de la superficie del brillo, a riesgo de perturbar el espectáculo? Al parecer, nadie tiene la audacia de decir lo que se susurra entre bastidores: Pogacar corre el riesgo de matar el alma del ciclismo como lo hizo Armstrong antes que él.

Personalmente, amo demasiado este deporte como para seguir sin decir nada. Sí, claro, estos años ciclistas, con atacantes y grandes historias, de Alaphilippe a Van Aert, de Van der Poel a Pogacar pasando por Evenepoel, son intensos, apasionantes. Pero esta temporada de 2025 habrá quitado todo sabor a lo que ya era, un poco, todo hay que decirlo, de cine (no en vano Netflix y Amazon llevan varios años dando vueltas a los equipos). ¿A quién le gusta ver a un mutante enamorarse y humillar a todos? En serio, ¿cuándo van a abrir la boca los que tienen influencia en este deporte? ¿Dónde están los valientes?

Si no se hace nada, esta farsa podría sepultar a una generación de entusiastas, cansados ​​de ver actuaciones sobrehumanas inundadas de elogios sin que ninguna voz se alce para cuestionar la insoportable dominación. La sombra del dinero pesa sobre el ciclismo, aplastando cualquier intento de transparencia y dejando a Pogacar dominando un deporte donde la resistencia ya no es un valor sino un recuerdo lejano.

Yann Vallerie

PD: un año sería realmente necesario que el público adulto que se reúne al borde de las carreteras para ver a sus corredores, aprovechando estos momentos únicos, en familia o con amigos, y uno de los últimos deportes “gratuitos”, pudiera dar la espalda cuando pasan los corredores, en señal de protesta contra esta omertá.

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Crédito de la foto: Il Lombardia.
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