Los dos artistas exponen cuarenta de sus cuadros que estarán visibles hasta el próximo mes de marzo.
No es una, sino dos exposiciones temporales las que el museo Paul-Valéry propone hasta el 2 de marzo de 2025. Los visitantes están invitados, por un lado, a descubrir el mundo de Brigitte Aubignac y, por otro, a profundizar en la obra de Nazanin Pouyandeh. Dos mujeres, dos pintoras con trayectorias y estilos totalmente diferentes. “Los unimos de facto pero sin tener un tema unificador”indica el director del museo, Stéphane Tarroux. Una comparación que ya encontró el museo de Sétois al inaugurar, en 2014, su primera bienal de la serie “4 à 4”, que destacó el trabajo de cuatro artistas. En esta ocasión se pretende ampliar el espacio dedicado a los dos pintores.
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Un lienzo pintado para Sète
Suficiente para permitir a Brigitte Aubignac presentar una casi retrospectiva de su obra. Obras de 2003 se codean aquí con pinturas más recientes, en una amplia variedad de formatos. Como este imponente aceite, Gran sala LIIpintado especialmente para la exposición de Sète. “Pensé en la luz de Sète, que amo mucho, con el sol deslumbrante del Mediterráneo”explica sobre el amarillo que allí predomina.
Este panorama a través de más de veinte años de pintura ofrece ver un trabajo introspectivo, en torno a lo íntimo. Me gusta esta serie los chicos (2005-2008) donde Brigitte Aubignac representó a su hijo y a sus amigos durante la adolescencia, “Esta época en construcción, este momento de gracia que encontré encantador para pintar”. O como la serie llamada Constituir (2014-2015) donde el artista se representa en su baño aplicándose polvos o lápiz. Obras –algunas de ellas expuestas por primera vez en Francia– que aparecen en este reciente ciclo de pinturas llamado Estatuas, etc.donde la pintora afirma su apego a la historia del arte. Una historia que revisita, por ejemplo, mezclando el famoso pequeña bailarina de Degas a tres gracias por Pradier.
Una reflexión sobre la pintura.
Aquí es donde podría surgir la comparación con la obra de Nazanin Pouyandeh. De hecho, la exposición dedicada al pintor nacido en Irán se divide en tres partes: Escenas de ensueño, Lucrecia y Pintura Pintura. “Es un homenaje al arte de la pintura, así como una reflexión sobre el medio de la pintura”. ella señala. Son numerosas las referencias a Gauguin o Bonnard en sus pinturas, así como a la herencia cultural africana, persa e incluso japonesa. Como en Eso es todoen referencia a estos grabados eróticos, originarios del país del sol naciente. El propio acto de pintar se cuestiona con todas las posibilidades que contiene. En El estanque de DianaNazanin Pouyandeh aparece en su estudio, rodeada de bocetos y diversas pinturas. Una manera de ilustrar “Este momento de duda para el artista y esta capacidad de hacer el mismo cuadro de diferentes maneras”.
Composiciones con un realismo cautivador que, sin embargo, dejan un lugar importante a la ensoñación. En la sección dedicada a los Sueños, Nazanin Pouyandeh carga sus escenas de erotismo o violencia, representando en numerosas ocasiones el cuerpo femenino. Como en El levantamiento de las almas negrasmostrando la lucha de la mujer consigo misma, o en Los engrasadores. Mujeres despojadas de estereotipos como podrían serlo, a su manera, las pintadas por Brigitte Aubignac.
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