Desde hace más de un año aparece en las paredes de La Habana un sencillo y llamativo graffiti: “ Necesitas ser feliz » (Debes estar feliz). El mensaje, aparentemente inocente, abre un campo de introspección para los transeúntes, e incluso de inspiración para otros creadores.
El autor, que adoptó el sobrenombre de “Señor Triste”, es un sociólogo de 27 años. Juega, de forma anónima, con los límites de la rebelión en un país donde la censura ha obligado a muchos entusiastas del arte callejero a emigrar o abandonar su arte.
Para el grafitero, la frase es una invitación a la introspección. “Mi intención es sólo crear un espejo para que la gente tenga la oportunidad de tomarse un momento para ver lo que hay dentro de ellos”, explica a la AFP el joven, que dice inspirarse en la tradición propagandística visual que Cuba cultiva desde entonces. los inicios de la revolución castrista de 1959.
Para él, las consignas revolucionarias que marcan desde hace años el espacio público de la isla de 10 millones de habitantes, como “Patria o muerte, venceremos”, han ido perdiendo su vínculo con la situación actual de los cubanos.
Al inicio de la revolución, en los años 60, “Cuba se convirtió en el estandarte de la contracultura”, explica ante uno de sus graffitis pintados en el interior de un edificio en ruinas en el oeste de La Habana, que alguna vez fue una elegante torre de apartamentos con vistas al mar.
“La sociedad ha evolucionado. Ya no se identifica con lo que sucede en el espacio público de la ciudad y los jóvenes han pasado a ocuparlo de otra manera, destaca.
Para él, la intención fue clara desde el principio: transformar su mensaje en un “imperativo”, en “una orden, pero amable”, porque, piensa, los cubanos están tan acostumbrados a recibir órdenes “que sólo una orden puede llamar la atención.
En paredes de edificios, señales, escaparates en desuso, la frase se pinta con bolígrafo, aerosol, pintura o plantilla, y se ha utilizado en pegatinas e incluso en camisetas.
“A pesar de los problemas”
En Cuba, el graffiti apareció a principios de los años 2000 como respuesta a las necesidades de una sociedad cambiante, explica el artista. Sin embargo, algunos grafiteros se han enfrentado a la hostilidad y la vigilancia de las autoridades, porque el graffiti, señala Sad, es ante todo una forma de rebelión.
Entre estos artistas, uno, ahora exiliado, firmó “2 + 2 = 5”, una señal en sí misma de irreverencia, mientras que sus obras se caracterizan por figuras enmascaradas que observan la sociedad desde las esquinas. Otro, Yulier P., todavía vive en Cuba pero ya no pinta.
Ambos fueron detenidos y, según su testimonio, obligados a cubrir algunos de sus murales con pintura blanca. Algunos, sin embargo, todavía son visibles en la capital.
A pesar de esto, Sad prefiere trabajar durante el día, eligiendo lugares concurridos, como estaciones de autobuses, y utilizando una caligrafía sencilla, casi académica, que atrae inmediatamente a quienes la leen.
La declaración de Sad resonó e inspiró a algunas personas a tomar decisiones importantes, como huir de la violencia doméstica, abordar cuestiones de identidad de género o incluso renunciar al suicidio, afirma el grafitero, que afirma haber recibido numerosos testimonios en las redes sociales.
Lilian Moncada, de 22 años, y Erika Santana, de 23, son dos cineastas independientes, autoras de un cortometraje titulado acertadamente Necesitas ser felizpresentado recientemente en una exposición en la Bienal de La Habana.
En la película, una mujer, interpretada por Erika, huye en busca de sus pensamientos más oscuros dentro de un antiguo edificio de La Habana que, para los autores, no es más que un cerebro.
La protagonista, que se dedica “luchando contra sus propios demonios”, necesitaba “leer y escuchar ‘Debes ser feliz’”, explica la actriz, que llevaba la frase tatuada en su antebrazo.
Para Lilian Moncada, “tenemos derecho a ser felices, a mirar hacia adentro y a seguir adelante a pesar de los problemas” que sacuden a la isla, que atraviesa desde hace cuatro años una profunda crisis económica.