Una veintena de obras para (re)descubrir en Burdeos

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En el verano de 1824, Francisco de Goya llegó a Gironda, huyendo de la restauración absolutista de Fernando VII en España, quien quedó marcado por la filosofía de la Ilustración. Es este bicentenario el que el Museo de Bellas Artes de Burdeos celebra (un poco al filo de la navaja, hay que reconocerlo) ofreciendo, del 13 de diciembre al 13 de abril de 2025, una nueva muestra de grabados del artista aragonés.

Una exhibición, no una exposición. El museo se atiene a este término en la medida en que no trae obras de otras instituciones culturales y “sólo” presenta la totalidad de su colección de Goya. 20 grabados o litografías -técnica que el artista descubrió al llegar a Gironda- pero que se exponen juntos por primera vez.

Esta es, en particular, la oportunidad de ver una “Corrida de Toros”, un acontecimiento único en una litografía marcado por una maraña de hombres, caballos y ganado. O “El Garrotado”, al parecer el primer grabado para el que Goya eligió el tema: la ejecución de un caballero en su celda de prisión. Realizada entre 1778 y 1780, esta obra demuestra su interés por los casos penales y las cuestiones sociales. “Lo cual no le impidió continuar su actividad como pintor de cámara”, recuerda Sylvaine Lestable, conservadora del museo y curadora de esta nueva exposición.


“Sébastian de Morra”, grabado a partir de un cuadro de Velásquez: “Goya buscó transponer a la técnica del grabado los efectos obtenidos con la pintura al óleo. »

Claude Petit / SO

Los otros grabados son reproducciones de pinturas de Velásquez (Goya creó 11, el museo de Burdeos tiene 10) encargadas por la realeza española a finales del siglo XVIII.mi Siglo: retratos de aristócratas, enanos o personalidades de la antigua Grecia. “Pero Goya no es servil con respecto a su modelo”, señala Sylvaine Lestable. Busca transponer los efectos obtenidos con la pintura al óleo a la técnica del grabado. »

Una exposición “real” en 2028

Unos buenos treinta años y descubrimos sus “Toros de Burdeos”, litografías realizadas en 1825 “a partir de sus recuerdos de escenas observadas en España; Éstas no son las peleas que vio en Gironda”. El movimiento está en todas partes. La violencia es recurrente, como en esta vista de un picador levantado por los cuernos de un toro. “La línea es muy espontánea. Goya dibuja mientras pinta, colocando la piedra sobre un caballete. Al hacerlo, inauguró lo que sería el impresionismo. »


Los “Toros de Burdeos”, litografías realizadas en 1825 “a partir de sus recuerdos de escenas observadas en España”.

Claude Petit / SO

El recorrido finaliza con cinco litografías de Odilon Redon pertenecientes a una serie titulada “Homenaje a Goya”. ¿El vínculo entre uno y otro? “El mismo gusto por los temas de inspiración onírica o fantástica. » Lo que finalmente da como resultado un conjunto relativamente dispar, pero nutrido de obras que tienen todas una fuerte singularidad. Y presentando otra vertiente de la obra de Goya.

De hecho, esta muestra se considera un anticipo de una exposición “real” prevista para 2028, por los 200 años de su desaparición. Debemos ver su famosa “Lechera de Burdeos”, cedida por el Museo del Prado, así como sus dibujos realizados en Gironda (más de un centenar). Mientras tanto, el acceso a estas primeras obras se realiza a los precios habituales del museo (3,50 y 6 euros). Ésa también es la diferencia entre una exposición y un ahorcamiento.

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