Tahití, 21 de noviembre de 2024 – Kalel Koven, fotógrafo documental francés, se ha propuesto capturar la esencia de la Polinesia contemporánea. Lejos de los clichés de postal, viaja a través de Fenua para recorrer la vida cotidiana de los polinesios a través de retratos y escenas de vida auténticas. Actualmente en la Polinesia, desarrolla este ambicioso proyecto fotográfico que desea transformar en fragmentos de memoria para las generaciones futuras.
Presente este jueves en el colegio Don Bosco, Kalel Koven, fotógrafo francés conocido por sus reportajes documentales, compartió con los estudiantes de bachillerato su experiencia en comunicación visual multimedia. Durante este encuentro desveló las claves para construir un documental fotográfico.
Pero si Kalel Koven está en la Polinesia no es sólo para compartir sus conocimientos. Su estancia se enmarca en un ambicioso proyecto que inició hace dos años durante su último viaje a Fenua: ofrecer una mirada única a “Polinesia contemporánea”, lejos de los clichés “de postales”.
Vaya más allá de la imagen ideal y capture la vida cotidiana
“Es a través de esta pequeña ventana que permite la foto que decidí orientarme sobre esta vida, sobre la vida cotidiana de los polinesios”, explica el fotógrafo Información sobre Tahití. “Es un enfoque humanista, en el sentido de que hay un testimonio temporal, pero también porque estas fotografías capturan momentos y representan una época”.
Para ello, Kalel Koven ha multiplicado los retratos y escenas de la vida cotidiana, alejados del imaginario turístico tradicional. “Son imágenes que no vemos mucho y que no provienen de la industria turística. No están idealizados. Quiero mostrar a los humanos que hacen la Polinesia: los que trabajan, los que hacen la compra, los que van a la escuela…”, explica. “DOEs complicado, porque cuando te interesa este tema, hay muchos temas diversos y variados. Allí, para este proyecto, me centré en una visión general de la sociedad. Es decir la vida cotidiana real de la población. Este ritual existe en todas las sociedades, en todos los países”.
Este trabajo le llevó a recorrer varias islas de las Tuamotu, además de Raiatea, Bora Bora, Huahine, Moorea y Tahití durante sus dos estancias, la primera de dos meses hace dos años, y la segunda que afecta hoy a su fin. “Mi proyecto está muy avanzado, pero aún me queda un paso imprescindible: las Marquesas y las Islas Australes. Estos archipiélagos tienen especificidades, particularidades que los distinguen. Sería impensable concluir sin haber estado allí”, confiesa, pensando ya en su próximo viaje a Fenua.
Un proyecto independiente
Kalel Koven financia este proyecto de forma independiente, con ayuda ocasional de socios públicos o privados, un desafío constante que le obligó a dividir su proyecto en tres etapas. También espera encontrar pareja para su próximo viaje. “Tenemos que convencer a la gente de la utilidad y la belleza de este proyecto, obviamente no siempre funciona. Pero ese es el juego”.
Sobre todo porque su ambición va más allá de la simple recopilación de imágenes. El fotógrafo espera dar vida a su obra en forma de libro de fotografías y exposiciones, tanto en la Polinesia (Tahití y las islas) como a nivel internacional. “Una foto sólo existe cuando se mira. Este proyecto debe viajar, sólo puede existir conociendo otras culturas”, él enfatiza.
Al capturar la vida cotidiana de los polinesios, Kalel Koven también pretende dejar una huella duradera, a través de los fragmentos de memoria en los que se convierten las fotografías con el tiempo. “Dentro de 40 años estas fotografías serán recordadas. Podemos decir: ‘Así vivíamos en Huahine en 2024’”.