“Oh, ¿viste un Space Invader? » Si aún no se te ha escapado, en dos días, Bayona, Anglet y Biarritz fueron los terrenos de invasión de Invader, uno de los artistas callejeros más conocidos del mundo y que, como Banksy, trabaja en completo anonimato. La Costa Vasca, la Villa Belza, la Plaza Berri, el barrio de las catedrales de Bayona, una esquina frente al Museo Vasco… Invader no rehuyó su placer con 25 mosaicos realizados entre el 8 y el 9 de noviembre.
Es improbable no conocer a su extraterrestre, reflejo de la estética de los primeros videojuegos, con su rostro reproduciendo personajes digitales ultrapixelados. Desde 1999, el artista callejero se ha extendido por todo el mundo. Hasta la fecha, el hombre cuyo rostro nunca hemos visto, pero que conocemos nació en 1969 y se llama Franck Slama, tiene 4.219 referencias en 193 ciudades de todo el mundo, en los cinco continentes. París, Nueva York y Los Ángeles se ven afectados por sus invasiones. Estuvo en Seúl en octubre, antes de la invasión BAB, durante este largo fin de semana.
¿Verdadero o falso?
¿Cómo podemos comprobar que esta ola de mosaicos efectivamente está firmada por Invader? Su sitio space-invaders.com enumera sus acciones, al igual que la aplicación Flash Invaders, que cuenta con 412.306 usuarios, cazadores de estos alienígenas icónicos. Biarritz, Anglet y Bayona aparecen en la lista de estrellas del street art bajo su codificación habitual, en este caso BAB seguido de un número.
Si la firma está fuera de toda duda, al artista no le han faltado guiños al territorio, prueba de un trabajo de exploración previo. En Bayona, en la plaza Pasteur, llamó su atención Aviron Bayonnais, en forma de bandera con las iniciales del club de rugby, evidentemente flanqueada por el emblemático extraterrestre. En la plaza Berri de Biarritz, coloca una ikurriña, o este puño en alto, con acento político, en las afueras de la rue d’Espagne de Bayona.
En este acto de invasión, que tiene como objetivo rincones discretos así como lugares emblemáticos, como la Costa de los Vascos con un imponente mosaico de aproximadamente 1,50 por 2 metros, la esencia del trabajo de Invader no puede quedar atrás: no lo olvides. Hacker de espacio público interviene sin autorización.
En este catálogo no marco, serán los municipios afectados o los propietarios de edificios privados, como la villa Belza, los responsables de considerar esta piratería artística como un regalo o una intrusión, es decir: preservar o destruir a los ajenos.
El efecto sorpresa en Bayona
Para Bayona, la elección parece obvia. La ciudad promueve desde hace años su apego al arte callejero con el festival Points de vue, el octavomi La edición tuvo lugar el mes pasado. Acoger en sus calles a un gran nombre internacional que, en el mercado del arte, tiene un precio impresionante (los mosaicos de Invader se estiman entre 15.000 y 900.000 euros) es una bendición. El alcalde Jean-René Etchegaray descarta la hipótesis de una destrucción de un “Estoy encantado de ver que un artista de esta reputación puede hacer esto”. El concejal recuerda la inversión realizada para que el arte urbano, a través de Puntos de Vista, se desarrolle por todo el País Vasco, “sabiendo”, dice, “que no imaginaba que la población estuviera tan apegada a este museo a cielo abierto.
Alban Morlot, director artístico del evento, no oculta su entusiasmo. “Me atrevo a decir: ¡por fin! Han pasado más de veinte años desde que regresó al suroeste. Estaba Pau en 2000 y Contis (40) en 2010, nada desde entonces. Por eso verlo en Euskadi es un orgullo, nos presentamos como un destino de arte urbano”, se alegra. Para él, el mensaje es claro: las intervenciones de “este artista de renombre internacional validan el trabajo que venimos haciendo desde hace años con Puntos de Vista”.
Sobre la cuestión de si conservar o no a los extraterrestres, para Alban Morlot no hay lugar a dudas: “No sólo debemos hacerlo, sino que también debemos protegerlos. Space Invaders es objeto de ocultación y venta en el mercado negro. Para evitar ser robado, cambió su técnica, utilizando en particular pegamentos más fuertes. Desde entonces, ha sido imposible cortar los mosaicos sin romperlos”.
El concejal Cyrille Laiguillon, implicado en las prácticas emergentes, añade: “Lo conservamos, es algo que debemos defender, es un patrimonio. » El mismo orgullo para este primer aficionado: “En poco tiempo, Bayona se ha convertido en un bastión del arte callejero. Ver a un artista internacional que llega a nosotros y convive con la escena local es todo un reconocimiento! »