cuando los pequeños oficios entraron en la gran pintura

cuando los pequeños oficios entraron en la gran pintura
cuando los pequeños oficios entraron en la gran pintura
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NARRATIVO – Caillebotte, un gran trabajador, persiguió la cruda verdad en sus obras. Miró la sociedad de su tiempo con una mirada pacífica, carente de mensaje pero no de talento.

Este artículo está tomado de Número especial de Fígaro “Caillebotte, el momento impresionista”. Encuentre en este número un reportaje especial sobre este talentoso artista que fue el cabecilla de los impresionistas.

“Caillebotte, el momento impresionista”

Edición especial de Fígaro


Nunca trabajó para ganar dinero. No lo necesitaba. Los grandes ingresos que le dejó la fortuna de su padre fueron más que suficientes para él. No buscó vender sus obras. A veces regalaba algunos a sus amigos, entre otras generosidades. En broma, la gente decía de él que pintaba “en sus ratos libres”. ¿Estaba aburrido? Ciertamente no. Sabio coleccionista, generoso mecenas, reconocido filatelista, horticultor, navegante, patrón, arquitecto naval, se sumergía cada día en la vida moderna con el entusiasmo de un adolescente, encontrando después de todas estas distracciones el tiempo para crear, para mirar tranquilamente el mundo. Sin duda era un hombre profundamente feliz.

No le importaba sorprender…

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