Abdelmajid Mehdi, una vida miserable… y un triunfo en el Palacio de Tokio

Abdelmajid Mehdi, una vida miserable… y un triunfo en el Palacio de Tokio
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Nacido en 1950 en Taza (Marruecos), entonces protectorado, Abdelamjid tenía sólo seis años cuando el reino obtuvo su independencia en 1956. “Era mi primer año de escuela”, cuenta. África joven. Después de la escuela, pasó un tiempo en el negocio de sus padres. Fue allí donde su padre, que no era diseñador, le dio el gusto por el dibujo. Desarrolló esta pasión a lo largo de los años, ganándose la admiración de profesores y compañeros de clase en la universidad. En 1964, con 14 años, expuso sus primeras obras “en la segunda o tercera feria de Taza”.

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Inmediatamente, su padre se fue a trabajar a Francia. Luego, en 1970, una delegación francesa de la Oficina Nacional de Inmigración llegó a Taza para reclutar jóvenes que desearan trabajar en Francia. Así llegó Abdelmajid al norte de Francia, cerca de , tras superar con éxito pruebas psicotécnicas y un reconocimiento médico en Casablanca. Después de trabajar durante diez años como obrero en una fábrica de trapos y de PVC, Abdelmajid Mehdi decidió en 1980 formarse para convertirse en aparejador, delineante y arquitecto.

La vida del marroquí no ha sido la más tranquila. En 1990, mientras trabajaba como diseñador en una empresa de Courbevoie, dormía en su coche y en su oficina. Un día, en marzo de ese año, en pleno Ramadán, la policía lo expulsó. Llegaron cuatro, me arrastraron por el frío, la lluvia, el barro. Grité porque era un momento muy doloroso para mí. Me pusieron una agresión indecente en la espalda y me psiquiatrizaron. Fue mi jefe quien me sacó de allí. Mientras tanto, las autoridades de la ciudad quemaron mi obra, mis archivos, mi investigación artística”.

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Traumatizado por este episodio, Abdelmajid regresó a Marruecos, donde pasó cuatro años con su familia. Regresará a Francia diez días antes de que expire su permiso de residencia. “Fue el año en que se implementó el RMI, recibí este subsidio y me dije que me iba a poder reintegrar”. Su vida dará otro giro cuando conoce a Sherazade en un supermercado. “ […] Cuando vi dónde vivía decidí hacer un vídeo en las redes sociales para llamar a las asociaciones y a las autoridades. Resultó rápido”, resume la joven.

Leïla Amrouche, reportera de Brut, se puso entonces en contacto con Abdelmajid. Tras la difusión de su vídeo sobre el artista, “se enteró de que el Palacio de Tokio y Mohamed Bourouissa buscaban al señor Mehdi desde hacía diez años. » Es así como, desde febrero pasado y hasta el 30 de junio, el septuagenario ha expuesto una veintena de sus obras en este centro de arte de París, el más grande de Europa, en el marco de la exposición “Signal” del artista visual Mohamed Bourouissa. “Hay que mantener la esperanza en la vida. Incluso en el fondo de un pozo, siempre hay alguien que puede enviarte el cubo y la cuerda”, concluyó Abdelmajid, que en 2022 vivía solo, en una caravana insalubre en Vitry (un suburbio del sur de París).

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