El Correo del Sur | Un nuevo mural colorido y surrealista en Chemin de Chambly

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De Marruecos a Nepal, las obras de Danaé Brissonnet han viajado por todo el mundo. Especializada en la creación de murales, la artista quebequense ha trasladado recientemente su imaginación a un gran muro en Longueuil, en la esquina del Chemin de Chambly y la Rue de Gentilly.

Una ligera lluvia cayó por la mañana del 23 de septiembre, mientras Danaé Brissonnet daba consejos a un grupo de una veintena de alumnos de 3º de la escuela Armand-Racicot, que habían venido a decorar la parte inferior de la nueva obra.

Visiblemente a gusto con los jóvenes, la artista tiene una sonrisa en el rostro cuando habla de la “magia” que los grupos de estudiantes aportan a su pintura.

“Les hago hacer ilusiones. En mis murales nunca hay nada normal, siempre es un tipo con cabeza de algo o nariz que va a ser un pájaro, entonces quiero que hagan algo raro, de imaginación. Y encuentro que a los niños les resulta muy fácil ser creativos. Me parece muy hermoso presenciar esto”, expresa.

También encontramos en varios de sus murales un espacio reservado al dibujo infantil.

Pintura picante

Los jóvenes vienen a dar los últimos retoques al gran mural, que ocupa toda la pared lateral del edificio situado en el 880 del camino de Chambly.

Colorida y surrealista, la obra pretende ser una especie de equilibrio entre la vida y la muerte.

El mural ocupa toda la pared adyacente al restaurante PFK, en la intersección de Chemin de Chambly y Rue de Gentilly. (Foto: Le Courrier du Sud – Michel Hersir)

“Pesa un poco el nacimiento, el principio y el final, la reconexión con la naturaleza. Por eso en la obra hay un graffiti que se mantuvo, porque era obra de un joven grafitero que murió y quería traer de vuelta un poco de esperanza y juventud con los niños que pintan la última ola del océano, donde el pez con los grafitis flota”, describe Danaé Brissonnet.

Los colores brillantes resaltan aún más en este día gris y deben contrastar notablemente con el edificio blanco de 1973, que muestra su edad.

Este lado deslumbrante se puede encontrar en todos sus murales. El artista lo atribuye a su familia, en particular a su abuela que vino de las Indias Occidentales y a su madre que siempre pintó.

“Yo también he viajado mucho por el mundo. México, América Latina. Y simplemente al estar en las Indias Occidentales, los colores son tan brillantes, profundos e intensos. Creo que eso me invadió desde muy joven”, explica.

Además, la muralista no odia ensuciarse las manos para crear todos estos colores.

“Me gusta pintar para la gente, pero también mi momento es mezclar colores. Por eso siempre estoy lleno de pintura. ¡Es como si estuviera cocinando y me gusta cocinar picante! ella ilustra.

Los alumnos de 3º de primaria del colegio Armand-Racicot decoraron la parte inferior del mural con sus dibujos. (Fotos: Le Courrier du Sud ‒ Michel Hersir)

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