El grupo Canal+, filial de Vivendi, acaba de tirar una llave al charco al anunciar la retirada de sus canales de pago de la TDT a partir de junio de 2025. Una decisión que se produce tras la no renovación de la frecuencia C8 por parte de Arcom, lo que marca una escalada de tensiones entre el grupo Bolloré y el regulador audiovisual. Esta maniobra, más allá de un simple desacuerdo, revela los límites de un sistema audiovisual francés que está perdiendo fuerza.
Un brazo de honor asumido en Arcom
Canal+ no se anda con rodeos. En su comunicado de prensa, el grupo denuncia una “Entorno fiscal y regulatorio cada vez más restrictivo”citando en particular el aumento del impuesto pagado a la CNC (para permitir la producción de una mayoría de nabos, moralistas, ideológicos, etc.) y las amenazas a su tipo reducido del IVA. Pero fue la eliminación del canal C8 de TNT, percibida como un ataque frontal, lo que desencadenó esta respuesta sin precedentes.
La decisión de Arcom, justificada por un deseo de pluralismo y una reacción a las controversias en torno a programas como No toques mi publicaciónfue interpretado por Canal+ como una forma de censura. En respuesta, el grupo decidió eliminar Canal+, Canal+Cine, Canal+ Deporte y Planeta+ de TNT, una medida que afectará a cerca de 70.000 abonados.
Un sistema audiovisual que te dejará sin aliento
Esta confrontación pone de relieve los defectos de un modelo regulatorio obsoleto. Si bien Canal+ sigue siendo un actor importante en la financiación del cine francés, el grupo se siente cada vez más asfixiado por una normativa que considera inadecuada frente a la competencia internacional. Los altos impuestos y las restricciones administrativas son obstáculos para la competitividad de los actores franceses frente a gigantes del streaming como Netflix o Amazon Prime Video, que en gran medida no tienen los mismos requisitos.
Para el mal cine francés, a menudo señalado por su dudosa calidad y su dependencia de las subvenciones públicas, esta decisión podría tener considerables repercusiones. Canal+, el principal financiador del sector, está revisando claramente sus prioridades. Una redistribución de las tarjetas podría llevar finalmente a cuestionar un sistema que a veces privilegia la cantidad sobre la calidad.
Impacto limitado para los suscriptores, pero fuerte simbolismo.
Para suscriptores exclusivos de TNT, Canal+ ofrece alternativas vía satélite, fibra, ADSL o su aplicación myCanal. Si el impacto práctico parece reducido, el mensaje enviado a Arcom es claro: el grupo Bolloré se niega a acatar órdenes que considera parciales.
Esta decisión se enmarca también en un contexto más amplio en el que Canal+ se reinventa como plataforma digital, alejándose progresivamente de las limitaciones de la radiodifusión terrestre. Por ahora solo CNoticias y estrella En cuanto a la TDT, el grupo mantiene, no obstante, su presencia en el ecosistema tradicional.
El pluralismo mediático en cuestión
La retirada del C8 y las tensiones en torno a Canal+ están relanzando el debate sobre la libertad de expresión y el pluralismo de los medios de comunicación en Francia. La expulsión del canal líder TNT, con más de 9,6 millones de espectadores diarios, provocó una ola de indignación. Una petición de apoyo al C8 ha recogido casi un millón de firmas, denunciando una decisión considerada un ataque a la libertad de expresión.
La retirada de Canal+ de TNT abre un vacío en el panorama televisivo, ya codiciado por otros actores como NRJ 12 o proyectos como El Express TV. La redistribución de frecuencias podría remodelar el panorama audiovisual, pero la salida de un actor tan emblemático como Canal+ ensombrece el futuro del sector.
Esta decisión simboliza también la división entre las grandes empresas de comunicación francesas y un Estado que lucha por conciliar una regulación estricta y el apoyo a la competitividad. En un mercado dominado por las plataformas internacionales, la salida de Canal+ de TNT ilustra una creciente desilusión con las instituciones francesas, percibidas más como un obstáculo que como un apoyo.
Al optar por retirar sus canales de pago de la TDT, Canal+ no sólo envía un mensaje a Arcom: plantea una pregunta crucial sobre el futuro de los medios audiovisuales franceses. Entre una regulación rígida, una financiación controvertida y una feroz competencia internacional, el modelo actual parece estar perdiendo fuerza.
Esta decisión, que podría acelerar la desaparición de producciones cinematográficas de baja calidad, allana el camino para una necesaria revisión del sector. En un contexto de transformaciones digitales, Canal+ y el grupo Bolloré parecen enviar un mensaje contundente: “No os hagáis el tonto con nosotros”. Pero Arcom puede estar tranquilo: nadie llorará si películas como Les Barbares o Ma France à Moi ya no se pueden producir por falta de dinero público.
Ilustración : RD
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