Ya hace veintitrés años que lo recordamos como si fuera ayer. 2001 no fue sólo el año en que se derrumbaron las torres gemelas del World Trade Center, sino también el año en que los reality shows dieron sus primeros pasos en Francia. Entró en producción después Los aventureros de Koh-Lantapero transmitido cuatro meses antes, desde el 26 de abril, Historia del loft Fue objeto de curiosidad para millones de espectadores. Los más entusiastas sintieron una verdadera fascinación por los once cautivos del “Gran Hermano”, mientras que una parte importante de los franceses, los más alerta, estaban legítimamente preocupados al ver la televisión revolcándose en el voyerismo y la vulgaridad.
Con sólo doce años en ese momento, el autor de estas líneas –tan telefílico como sus compañeros de universidad– mantiene el recuerdo emocional y traumático de la pobre Loana arrastrada por el barro y humillada a su antojo por unos medios de comunicación cínicos e irresponsables. Tanto es así que el anuncio por parte de Amazon Prime de una miniserie que iría detrás de escena de Loft Story y finalmente haría justicia a la víctima más famosa del reality show francés, tenía motivos para alegrarse.
Una nueva generación de productores
Creado y escrito por Matthieu Rumani y Nicolas Slomka, Culto recorre en seis episodios de 52 minutos la apresurada producción –sólo cuatro meses de preparación (!)– del programa, en el contexto de la guerra de ratings entre TF1 y M6, con manipulaciones, mentiras y traiciones.
Un pequeño grupo de jóvenes productores de dientes largos (y narices níveas…), en busca de conceptos innovadores que puedan gustar a las nuevas generaciones y “causar revuelo”, se embarca en un proyecto aún mal definido pero cuyos modelos encontrarse al otro lado del Atlántico. Un proyecto con una dimensión antropológica que halaga tanto el narcisismo de sus participantes como la curiosidad enfermiza del espectador. Donde los guionistas de la telenovela son inteligentes es en que, en lugar de centrarse en el loft y sus once candidatos –porque entre ellos sólo Loana, entre ellos, realmente les interesa– su historia pone el foco en los productores y nos convierte en jueces de sus acciones. En resumen, los observadores son a su vez observados; Las instalaciones de producción casi sirven como un “loft”.
Sin embargo, mucho menos inocentes que los participantes de su espectáculo, nuestras “cabezas pensantes” viven continuamente en el equilibrio de poder, se utilizan mutuamente, manipulan a Loana y Jean-Édouard para ganar dinero, se aprovechan del escándalo de la piscina y luego decidir finalmente ayudar a la joven en apuros si esto puede servir a sus intereses… Sabemos que Alexia Laroche-Joubert – rebautizada aquí como Isabelle de Rochechouart – produjo en parte la telenovela y hoy es acusada por los antiguos candidatos de diluir su personaje. ; pero no por ello deja de ser apestoso y detestable.
Empatía cero
Y eso es lo que nos molesta, en el fondo, con Culto. Por más instructiva que sea sobre el lado oscuro de este reality show y las relaciones entre los medios, la historia lucha por despertar nuestra empatía por esta banda de arribistas parisinos sin ley. Incluso el personaje de Karim, ansioso por triunfar y destacar entre sus compañeros, encuentra un final de lo más sórdido.
Loana, el único rayo de luz en este pozo de estiércol, captura toda la compasión del espectador. Y esto gracias al talento de Marie Colomb, que interpreta su papel con precisión, modestia y ternura. Madura y concienzuda, esta joven actriz, a quien descubrimos con las bestias y El Camino Realdebe seguirse de cerca.
3 estrellas de 5
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