Con un gobierno de extrema derecha en Austria, podría surgir una alianza prorrusa entre Viena, Budapest y Bratislava. Las relaciones con Europa también corren el riesgo de volverse tensas.
Remo Hess, Bruselas / ch media
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La formación de una coalición de gobierno en Austria, encabezada por Herbert Kickl, líder del Freiheitliche Partei Österreichs (FPÖ), parece estar tomando forma. El partido de extrema derecha y el ÖVP demócrata cristiano ya se han puesto de acuerdo sobre el presupuesto, optando por una política de austeridad sin aumentar los impuestos. Si las negociaciones continúan a este ritmo, el gobierno podría formarse en las próximas semanas.
Sin embargo, persisten algunos obstáculos, y no se refieren a la política financiera, sino más bien a las relaciones internacionales de Austria, en particular su relación con la Unión Europea (UE) y su posición frente a Rusia. Los estrechos vínculos del FPÖ con Moscú son de conocimiento público.
Durante la campaña electoral, Herbert Kickl prometió cortar todo apoyo a Ucrania. Rechaza las sanciones contra Rusia, que califica de absurdas, y quiere que se levanten. Incluso acusa a la UE, y no a Moscú, de “belicista”. Si Herbert Kickl se convierte en canciller, ¿seguirá el ejemplo de Viktor Orbán en Hungría, socavando los intereses ucranianos y obstaculizando el funcionamiento de la UE?
La oposición asegura que puede contener a Herbert Kickl
El ÖVP, por su parte, intenta disipar las preocupaciones. Alexander Schallenberg, que asumió la jefatura del Gobierno austriaco tras la dimisión del canciller Karl Nehammer, viajó el lunes a Bruselas para tranquilizar a los líderes europeos. Diplomático experimentado y ya canciller interino en 2021, se reunió con Antonio Costa, el presidente del Consejo Europeo, la alta representante Kaja Kallas y la presidenta del Parlamento Europeo, Roberta Metsola.
En una llamada telefónica con Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, Alexander Schallenberg aseguró que Austria seguirá siendo un “socio fuerte y fiable en Europa”, incluso bajo un gobierno del FPÖ. Dijo que las libertades fundamentales y el derecho internacional seguirían siendo primordiales. Básicamente no hay que preocuparse, porque el ÖVP mantendrá la situación bajo control. Además, el presidente federal Alexander Van der Bellen estará allí para supervisar al gobierno.
Desde abril de 2005 hasta enero de 2018, Herbert Kickl fue secretario general del FPÖ y luego presidente desde junio de 2021.Piedra clave
Por lo tanto, bajo la presión del ÖVP, se podría incluir un compromiso con la UE y sus amplias orientaciones políticas en el futuro acuerdo de coalición. Pero ¿qué peso tendrá realmente este compromiso?
El FPÖ ya ha estado en el gobierno de Austria, pero siempre como socio menor del ÖVP. Esta vez los papeles se invierten. Herbert Kickl ya advirtió al ÖVP:
“Se trata de reconocer quién ganó las elecciones y quién quedó segundo”
Antes de añadir que su partido estaba dispuesto a volver a las urnas si fuera necesario. Las encuestas predicen que el FPÖ podría lograr más avances, alcanzando casi el 40% de los votos. Para el ÖVP, esto correría el riesgo de un colapso electoral.
¿Las responsabilidades de Herbert Kickl moderarán sus ambiciones, como Giorgia Meloni en Italia? Improbable. Conocida por su ideología estricta, la extrema derecha es incondicionalmente antieuropea, lo cual es una parte esencial de su identidad política.
Con Herbert Kickl como canciller, podría formarse una alianza prorrusa dentro de la UEentre ellas Austria, la Hungría de Viktor Orbán y la Eslovaquia liderada por Robert Fico, que adopta una línea abiertamente favorable a Moscú.
La República Checa podría unirse a este grupo si, tras las elecciones parlamentarias previstas para este otoño, el multimillonario Andrej Babiš sustituye al gobierno proucraniano de Petr Fiala por el partido populista ANO. El FPÖ y la ANO ya forman parte de la misma alianza parlamentaria europea liderada por Viktor Orbán, los “Patriotas por Europa”.
La Unión Europea tendrá que encontrar una respuesta a este aumento de fuerzas prorrusas en su interior. Una cosa es segura: el uso del apalancamiento financiero para coaccionar a Austria parece poco probable. A diferencia de Hungría, Austria es un contribuyente neto al presupuesto de la UE.
Traducido y adaptado del alemán por Tanja Maeder.
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