Hamás e Israel llegaron a un acuerdo el miércoles por la noche para poner fin a la guerra en Gaza y liberar a los rehenes, reavivando las esperanzas de paz en la región después de quince meses de conflicto. El anuncio se esperaba antes del fin de semana, mientras Donald Trump se prepara para realizar su gran regreso a la Casa Blanca el próximo lunes.
El acuerdo incluye inicialmente una tregua de 42 días y la liberación de 33 rehenes israelíes, a cambio de prisioneros palestinos. Después de lo cual, Israel y Hamás tendrán que negociar un alto el fuego permanente y la liberación de los últimos rehenes, en particular los soldados de las FDI. La etapa final se centrará en la reconstrucción del enclave palestino, bajo la supervisión de Egipto, Qatar y la ONU.
Última línea. Es una victoria para Donald Trump, que desde el 5 de noviembre presiona a israelíes y palestinos para que aprueben una tregua antes de su toma de posesión, enviando a su enviado especial Steve Witkoff a Doha este fin de semana, en la recta final de las negociaciones. “Hemos logrado mucho sin siquiera estar todavía en la Casa Blanca”, se felicitó inmediatamente por Truth Social, después de haber hecho campaña el año pasado con su promesa de poner fin a todas las guerras.
Algo prometido, algo debido. La tregua, de concretarse, promete consolidar su imagen como “negociador” a nivel internacional, además de aumentar su popularidad entre los estadounidenses. “Esto es sólo el comienzo de grandes cosas para Estados Unidos y, de hecho, para el mundo”, añadió, quien también tiene que abordar la guerra en Ucrania.
Para Joe Biden, el anuncio de una tregua en Gaza tiene un sabor agridulce. Esta noche, en Washington, podrá dar la noticia a los estadounidenses durante su discurso de despedida, con la esperanza de salvar un legado político manchado por su impopularidad, su retirada forzada de las elecciones presidenciales y su frágil salud. Jimmy Carter, fallecido el 29 de noviembre, no tuvo tanta suerte en 1982, obligado a ver investido a su sucesor Ronald Reagan justo antes de la liberación de los rehenes estadounidenses en Irán. Pero tendrá que afrontar su propio fracaso. Durante quince meses intentó restablecer la paz en Gaza. Su gran rival lo consiguió en apenas dos meses.
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