Moldavia se enfrenta a una “guerra híbrida” con Rusia
Rusia ha suspendido los envíos de gas a la región separatista prorrusa de Transdniestria, intensificando las tensiones energéticas y políticas en Moldavia. La Unión Europea denuncia una maniobra destinada a desestabilizar la región.
Desde el 1 de enero, la región separatista de Transdniestria, en Moldavia, se enfrenta a un corte total del gas ruso, situación que está exacerbando las tensiones entre Chisinau y Moscú. Gazprom, el gigante ruso del gas, ha suspendido las entregas tras una disputa financiera en curso.
El conflicto afecta a una deuda estimada en más de 700 millones de dólares por parte de Rusia, pero que Moldavia cifra en sólo 9 millones. Esta interrupción del suministro obligó a la central térmica de Cuciurgan, situada en Transdniestria, a funcionar únicamente con carbón. Esta instalación, que suministraba hasta el 80% de la electricidad moldava, ahora sólo cubre las necesidades locales. Se espera que sus reservas actuales se agoten a mediados de febrero.
Una crisis energética con importancia geopolítica
La situación va mucho más allá del marco económico. Kaja Kallas, jefa de la diplomacia europea, acusó a Moscú de librar una “guerra híbrida” contra Moldavia, utilizando el gas como arma estratégica. En un comunicado en la red social
Por su parte, el primer ministro moldavo, Dorin Recean, denunció una estrategia deliberada de desestabilización regional en vísperas de las elecciones legislativas previstas para este otoño. Criticó también la decisión de Moscú de no utilizar el gasoducto TurkStream como alternativa al tránsito ucraniano, interrumpido a causa de la guerra.
Impactos locales y regionales
A pesar de estas tensiones, Chisinau se salva por el momento de grandes recortes gracias a su integración parcial en las redes europeas. Sin embargo, la dependencia del país de la planta de Cuciurgan sigue siendo motivo de preocupación. El fin de las reservas de carbón podría empeorar la crisis energética y debilitar aún más al país.
Ante estos desafíos, la Unión Europea ha intensificado su apoyo financiero y técnico para ayudar a Moldavia a reducir su dependencia de los recursos rusos. Estas iniciativas pretenden no sólo garantizar la seguridad energética del país, sino también frustrar los intentos de Moscú de ejercer influencia geopolítica en la región.
Moldavia en un punto de inflexión
Esta crisis pone de relieve los crecientes desafíos que enfrenta Moldavia en su camino hacia la integración europea. La región de Transdniéster, donde la influencia rusa sigue siendo fuerte, es un importante punto de tensión. Mientras Moscú explota esta división para mantener su influencia, las autoridades moldavas continúan sus esfuerzos por fortalecer su soberanía energética y política.
Mientras el invierno se intensifica y se avecinan plazos políticos cruciales, Moldavia debe redoblar sus esfuerzos para superar esta crisis. La Unión Europea y Chisinau se esfuerzan por responder a esta “guerra híbrida”, pero los desafíos siguen siendo numerosos en este tenso contexto geopolítico.
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