Dusan furioso al margen: tras dos goles consecutivos ante Venecia y Cagliari, el serbio no tuvo impacto en Monza
Guendalina Galdi
22 de diciembre – 23.42 h – MILÁN
Sustituido en el minuto 85 del Monza-Juventus, Vlahovic se fue al banquillo y el gesto de enfado del serbio no pasó desapercibido. Antes de ponerse la chaqueta, se quitó las espinilleras y tiró una al suelo mientras murmuraba algo difícil de entender. Su molestia en ese momento era evidente. Después de los dos goles consecutivos contra Cagliari, en la Copa de Italia, y Venecia, la calma parecía haber regresado, pero Dusan en esta situación no parecía nada relajado.
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frustración
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Las imágenes del evidente enfado mostrado en el banquillo están causando discusión en las redes sociales. Hay quienes piensan que el atacante se desquitó con el entrenador que no le permitió terminar un partido que evidentemente sentía que podía terminar, y hay quienes creen en cambio que el serbio se acordaba del rudo contacto con Pablo Marì en el área de Brianza en el minuto 79 acabó con él con los brazos abiertos en el suelo y el árbitro haciendo señas para continuar. O nuevamente hay una parte de la afición que está segura de que es simplemente suya. garra y un arrebato por el descontento generalizado por su actuación y por no haber dejado su huella en un partido más que manejable -al menos sobre el papel- ante el último equipo de la tabla. Pura frustración por no poder causar impacto, en definitiva. Los números de su juego hablan por sí solos: ningún gol, ningún tiro a puerta, sólo uno desviado. Dos oportunidades creadas, 12 pérdidas de balón y sólo 28 balones jugados. Demasiado poco para alguien como él. Demasiado poco para no sentirme mal y fingir que no pasó nada.
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