El Athletic Club dio un paso más en su ascenso con una merecida victoria en el Estadio de El Sadar. Su impulso ganador prevaleció, a pesar de que Osasuna tuvo problemas durante la primera mitad, llegando incluso a encontrar la ventaja en el marcador. Guruzeta igualó rápidamente el gol de Torró y, a medida que avanzaba el derbi, el Athletic empezó a desgastar al rival. Desde el principio igualaron la energía y la agresividad del equipo local, y tras el descanso, con un enfoque pragmático que nunca los expuso, fueron imponiendo poco a poco su fuerza. Concedieron muy poco en defensa, bloquearon las bandas, crearon pocas ocasiones de peligro en este período y, para coronar su actuación, contaron con un jugador clave en sus filas. Berenguer, sustituyendo al lesionado Sancet, silenció al público con un espectacular gol a falta de un cuarto de hora para el final, indicando claramente que el partido tenía dueño, y no era otro que el Athletic, que nunca ha sentido la necesidad de defenderse. del éxito.
Como era de esperar, los puntos estaban complicados de conseguir, pero el equipo de Valverde ha alcanzado un nivel competitivo que les garantiza poder competir al máximo nivel en cada partido. Si no marcan el ritmo tanto en el juego como en el resultado, tienen argumentos suficientes para levantarse y persistir, sabiendo que infligen un cansancio importante a sus rivales y que casi siempre encuentran una solución que refleja su hambre característica. Este sábado hemos sido testigos de una nueva muestra de cómo los rojiblancos capitalizan su ambición desmedida. Osasuna no tuvo más remedio que aceptar que, de momento, su propuesta no es comparable en términos de seguridad y eficacia.
A primera vista, y según el marcador, el primer tiempo estuvo equilibrado. Ambos equipos mostraron intensidad, no se guardaron nada y también disfrutaron de momentos de inspiración. Ningún espectador podía sentirse decepcionado al ver a los jugadores luchando por inclinar la balanza a su favor: a la menor oportunidad, se lanzaban al ataque, aunque con poca precisión. Sin embargo, en este capítulo se impuso el Athletic, con mayor número de ocasiones y dejando claro que tiene un repertorio más variado.
Un detalle clave que refuerza esta impresión fue el hecho de que Budimir apenas tocó el balón en toda la tarde. Gracias a la fortaleza del sistema defensivo visitante, sus compañeros no lograron brindar apoyo al croata, y cuando esto sucede, las posibilidades de que el equipo de Navarro encuentre el gol se reducen significativamente. El peligro acechaba más por el área de Herrera. Aunque Simón realizó la parada más espectacular y difícil al desviar un disparo cercano de Aimar Oroz, la repercusión de Sancet y sobre todo de Iñaki Williams, protagonista del derbi, fue muy superior.
Juan Cruz nunca pudo mantener a raya al capitán del Athletic, que fue motivo de múltiples problemas para la retaguardia rojilla. Cada una de sus intervenciones -que fueron diferentes- generó malestar, y una de ellas, un centro bien colocado, permitió a Guruzeta igualar el gol de Torró. Este empate fue justo, compensando los fallos resultantes de las decisiones arbitrales. En primer lugar, un claro penalti no llegó por una mano de Herrando, que tapó un centro de Iñaki Williams. El VAR intervino, pero para advertir a Quintero González que había habido una posible falta de Galarreta en la fase de preparación del ataque, que el árbitro no reconoció en ese momento.
Por si fuera poco, cinco minutos más tarde pitó falta a Nico Williams por una entrada a Barja en la frontal del área, aunque estaba claro que la infracción era del jugador local. De aquel libre indirecto llegó el gol de Torró, que marcó de volea cruzada tras un despeje impreciso de Galarreta. El balón se coló sin que Simón pudiera reaccionar, centrado en el intento inútil de tocar el balón de Budimir. El disparo no alteró el pulso del Athletic, cuya respuesta llegó con un potente cabezazo de su delantero, que batió a Boyomo y mandó el balón fuera del alcance de Herrera.
Osasuna todavía tenía combustible en el depósito, como demostró Areso, que, no contento con neutralizar a Nico Williams, se empeñó en empujar hacia abajo el alerón. A partir de ahí sacó un centro que Oroz remató fuerte y desembocó en una espectacular parada de Simón. Antes de dirigirse a vestuarios, Iñaki Williams desmarcó un balón delicioso en el área que tocó Sancet. Fue una fase animada, sobre todo cuando, al regresar al terreno de juego, Sancet trabajó para entrar al área y centró sin veneno. Se lesionó el tobillo derecho durante el juicio y pidió un reemplazo.
El accidente pasó factura; El Athletic no supo combinar jugadas para progresar y Osasuna no dio muestras de ingenio ni valentía. Fue un momento aburrido que dio paso a la mejor jugada del derbi, una corrida de Iñaki Williams, que esquivó a tres defensas para servir a Guruzeta en bandeja. Era un gol claro, el disparo estuvo bien, pero Herrera realizó una espectacular parada con la pierna para negarlo.
El Athletic reafirmó su control mientras Osasuna parecía más interesado en defender. La verdad es que no pasó nada reseñable hasta que Simón lanzó un saque de meta en profundidad, Torró cabeceó mal, desorganizó su defensa y dejó un balón claro en el área que Berenguer convirtió magistralmente con un zurdazo que besó el segundo palo. La parte más difícil ya estaba hecha; Se trataba de mantener el ataque de un oponente ya probado y desprovisto de ideas. El Athletic se dedicó a esta tarea, cayendo finalmente con tres centrales y tres centrocampistas, pero sin sufrir. Budimir abandonó el terreno de juego sin un solo toque. El Athletic quería terminar 2024 con nota alta y nadie podía detenerlo.
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