Qué hacer cuando llueve afuera. Enciende un pequeño fuego en una cueva y comienza la historia del pasado leonino. La vida en la casa de Disney es fácil. Para ganar un puñado de millones se utiliza la fórmula de las series de televisión de antaño: un episodio sobre la prima campesina, uno sobre la primera novia en la escuela primaria, otro sobre el abuelo gruñón, etc… Todo suma. En realidad, este caldo está un poco rancio y no precisamente energético. Mufasa – El Rey Leónprecuela de El Rey León (2019), que a su vez era una nueva versión CGI de El Rey León de 1994.
En las Tierras Africanas de los Branco, gracias, de hecho, al inicio de una larga temporada de lluvias y a la ausencia de sus padres, la pequeña leona Kiara – hija de Simba – se refugia en una gran cueva, acogedora y mágica, donde viven los ancianos. Mandrill Rafiki, en compañía de los bromistas habituales Timón y Pumba, le cuenta sobre las hazañas juveniles del abuelo Mufasa. De repente huérfano, el pequeño Mufasa acaba transportado accidentalmente por las aguas de la inundación cerca de una tribu de otros leones donde conoce al Príncipe Taka de su misma edad (él que en el futuro de la historia se convertirá en el temible Scar). Los dos se conocen, se entienden, juegan y corren y se sienten hermanos. A pesar de las reticencias del líder león que no lo considera parte de su grupo, será el coraje de Taka el que salve a la leona de la manada y se gane la confianza de sus compañeros. Convertidos en leones adolescentes, los dos ayudarán a la joven leona Sarabi en un largo viaje lleno de peligros para llegar a la legendaria tierra de Milele.
Durante el viaje entenderemos cómo Taka/Scar se convertirá en el enemigo de Mufasa como se vio en las películas anteriores de la franquicia. Barry Jenkins (Luz de luna, si Beale Street pudiera hablar) toma el relevo jon favreau re-proponiendo servilmente la innovación tecnológica que reinició las hazañas de la familia Simba&co (el pelaje ondulante y sedoso en CGI que parece más real que la vida) modulando la línea dramática lealtad/traición como en las novelas más clásicas del siglo XIX. Aunque a la larga (la duración es de 120 minutos) la película nunca despega realmente, perdiéndose en la monotonía de un fotorrealismo pálido y vacío, ya sea por la inconsistencia de los personajes de los protagonistas, ya sea por esa sensación caótica. de irreconocibilidad entre animales jóvenes (un Taka en algún momento tiene un pelaje mucho más claro como el de un puma para destacar).
En resumen, como escribió el New York Times, Mufasa “chirría y no ruge”. Del lado del doblaje italiano, algunas pruebas curiosas: Luca Marinelli quien le da voz a Mufasa es literalmente irreconocible y también hace duetos con elodie. Finalmente, ya no es posible ir más allá del sempiterno Hakuna Matata, en términos de pegadizas composiciones originales. Y este hecho, en una operación tan imponente y compuesta, arrastra aún más esta película a un desvaído anonimato.
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