Así, un hombre de 40 años, recién soltero, se encuentra en una situación sin precedentes: por falta de vivienda, alquila una habitación… en una casa de retiro heurus. “Son muy simpáticos, pero bueno…”, admite, incómodo viviendo entre jubilados. Espera que esta situación sea sólo temporal, pero tampoco le queda otra opción.
“Es un poco pronto para nosotros”
Isabel y Maxuna joven pareja citada en el mismo artículo, se llevó la misma sorpresa al buscar alojamiento. “Antes del Covid-19, había muchas opciones. Nunca pensé que sería tan complicado”, confiesa Isabelle. Finalmente encuentran una solución de última hora, pero la idea de vivir en una residencia para mayores, aunque acogedora, les parece extraña. “Es un poco pronto para nosotros”, explican, esperando poder abandonar el lugar rápidamente.
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“Son muy simpáticos, pero bueno…”
Otro escenario: Pierre-Louis Hautede 82 años, pensó que le quedaban algunos años más antes de tener que ingresar en una residencia de ancianos. Pero, por falta de alojamiento, no le quedó más remedio que instalarse en Heuro. “Hubiera preferido esperar un poco”, admite, aunque el ambiente es agradable.
Mayor por defecto
El fenómeno de las residencias de ancianos como solución habitacional es cada vez más común.
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TIENE Leónun estudiante también vive en una residencia de ancianos, a cambio de 15 horas de trabajo semanales con los residentes. “Es más tranquilo, hay menos fiestas, pero es mejor para trabajar”, explica.
TIENE Briançonuna pareja se enfrenta a alquileres exorbitantes. “No se encuentra un T4 por menos de 1.200 euros al mes”, lamentan.
Un ejemplo más, si fuera necesario, de las dificultades para encontrar alojamiento en determinadas regiones francesas.
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