En cuanto al sangriento ataque durante el cual cinco personas fueron asesinadas el sábado 14 de diciembre en Dunkerque (norte), la custodia del sospechoso, Paul Domis, de 22 años, permitió esclarecer cómo se desarrollaron los hechos. Sin embargo, las preguntas sobre sus motivaciones siguen sin respuesta. Un abismo de perplejidad para los investigadores. “Este viaje criminal plantea interrogantes. Todos estamos tratando de encontrar explicaciones para estos hechos desestabilizadores. Son bastante raros, tanto por su naturaleza como por el número de víctimas”. reconoce Charlotte Huet, fiscal de Dunkerque, durante una rueda de prensa el martes. El número de víctimas podría haber sido mayor: un padre y su hijo que conducían cerca del campamento de inmigrantes en Loon-Plage, en el límite de la zona portuaria de Dunkerque, donde dos exiliados kurdos iraníes fueron asesinados a tiros, fueron atacados por el joven. No disparó. Se escaparon muertos de miedo.
Poco después, Paul Domis se presentó en la gendarmería de Ghyvelde, la pequeña ciudad no lejos de donde este joven desempleado vivía con sus padres. Con calma, entró para anunciar que acababa de matar a cinco personas. Durante su detención fue interrogado cuatro veces por investigadores de la policía judicial de Lille. En su vehículo, estacionado frente a la gendarmería, se incautaron cinco armas. Inscrito en un club de tiro de Leffrinckoucke, ciudad vecina a Dunkerque, también hizo descubrir a una docena más durante el registro de su casa.
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