Los cosignatarios piden a Canadá que muestre liderazgo para ayudar al pueblo haitiano en dificultades, atrapado en una espiral de violencia.
Publicado a las 11:00 a.m.
Francisco Benjamín
Diputado de Viau
Eduardo Staco
Presidente del Fondo 1804 para la perseverancia escolar y tres cosignatarios*
¡Anwey! ¡Ayuda! ¡Ayuda!
Este grito desgarrador, que resuena desde las calles de Puerto Príncipe hasta nuestros corazones, ya no puede ser ignorado. Hoy nos pronunciamos para rechazar la indiferencia y la resignación. Alzamos la voz por aquellos que ya no tienen palabras, ni fuerzas, ni esperanza.
La situación en Haití es una tragedia humanitaria sin precedentes. Las tragedias se acumulan hasta el punto de que las muertes ya no se cuentan: se miden en masacres.
La semana pasada, como se informó La prensa184 personas fueron brutalmente masacradas en Puerto Príncipe, incluidos ancianos vulnerables e indefensos.
Las condenas, por conmovedoras que sean, no son suficientes para aliviar el dolor o detener esta espiral de violencia. No restablecen el Estado de derecho. Este grito, esta observación, este dolor nos obliga a actuar: hay un deber de actuar.
Un Estado colapsado, una nación que sufre
Las cifras son escalofriantes. En 2024, según la ONU, se han registrado más de 5.000 asesinatos de civiles. Todos los expertos nacionales e internacionales coinciden en que el Estado haitiano está en quiebra. Por lo tanto, la inacción actual equivale al abandono de todo un pueblo.
A pesar del dolor y nuestra consternación, la diáspora haitiana no se rinde. Sigue siendo un motor esencial de solidaridad. Cada año envía decenas de millones de dólares para cubrir las necesidades básicas de las familias haitianas.
Lamentablemente, la diáspora por sí sola no puede restablecer la seguridad ni garantizar el acceso a los derechos fundamentales. Aquí es donde debe entrar en juego el liderazgo canadiense, guiado por los valores que han dado forma a nuestra historia.
¿Un legado canadiense olvidado de liderazgo internacional?
Canadá ha sido pionero en la paz y la seguridad internacionales. Fue Lester B. Pearson, ex primer ministro canadiense, quien propuso la creación de fuerzas de paz de la ONU en 1956, iniciativa que le valió el Premio Nobel de la Paz.
Canadá ya ha encarnado el liderazgo moral, la responsabilidad y la voluntad de intervenir cuando la barbarie amenaza a las poblaciones empobrecidas. ¿Adónde se ha ido este Canadá?
¿Somos ahora incapaces de asumir el mismo liderazgo, a sólo unas horas de vuelo de nuestras fronteras, para ayudar a un pueblo en apuros?
La actual misión internacional sigue siendo en gran medida simbólica y permite a nuestros líderes fingir que actúan. Hoy, Haití no necesita símbolos ni promesas, sino acciones decisivas y coordinadas para restablecer la seguridad y garantizar los derechos fundamentales de los ciudadanos.
Lanzamos este grito con un dolor inmenso y una esperanza frágil: que Canadá asuma el liderazgo y emprenda una intervención de emergencia que ya no se limite a observar, sino que actúe con determinación.
¡Anwey! ¡Anwey! Es un llamado a la humanidad. Este es un llamado a Canadá. Es un llamado a la acción.
* Co-signatarios: Marjorie Villefranche, directora general de Maison d’Haïti; Ruth Pierre-Paul, directora general de la Oficina de la Comunidad Haitiana de Montreal; Ninette Piou, directora general del Centro NA Rive
¿Qué opinas? Participa en el dialogo.
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