Entre los occidentales, se hizo famoso por sus extravagantes sesiones informativas. Tanto es así que el Ministerio de Asuntos Exteriores británico lo describió como un “importante portavoz de desinformación” del Kremlin. Pero el general Igor Kirillov era mucho más que un simple portavoz: es hasta la fecha el oficial militar ruso de mayor rango eliminado en Moscú, desde el inicio de la ofensiva rusa contra Ucrania en febrero de 2022.
Kirillov, de 54 años, murió este martes por la mañana en una explosión frente a un edificio residencial en Moscú. Su asistente también murió. El explosivo fue colocado en un scooter eléctrico estacionado cerca de la entrada, según investigadores rusos.
El Servicio de Seguridad de Ucrania (SBU) se atribuyó la responsabilidad del asesinato. “El ataque con bomba perpetrado hoy contra el teniente general Igor Kirillov, comandante de las tropas de defensa radiológica, química y biológica de las fuerzas armadas rusas, es una operación especial del SBU”, afirmó una fuente de esta estructura.
Según ella, la explosión se produjo cuando el general y su asistente entraban al edificio. “Kirillov era un criminal de guerra y un objetivo completamente legítimo porque ordenó el uso de armas químicas prohibidas contra el ejército ucraniano”, continuó la fuente.
Un general “valiente”, según Rusia
La portavoz de la diplomacia rusa, María Zajárova, lamentó en Telegram la pérdida de un general “intrépido”, que nunca se escondió a espaldas de los demás, luchando “por la patria y por la verdad”. En 2018, sugirió la participación del Reino Unido en el envenenamiento del exespía ruso Sergei Skripal en Salisbury.
El general Kirillov “no fue el líder más importante que participó en la operación especial rusa” en Ucrania, estima el periódico ruso Kommersant. “Pero fue él quien habló, durante sus sesiones informativas, sobre los laboratorios estadounidenses de armas biológicas en Ucrania”, de lo que Moscú acusó a Washington.
Desde 2022, el teniente general Kirillov ha afirmado repetidamente –sin aportar pruebas– que Ucrania estaba desarrollando una “bomba sucia”, es decir, un arma que propagaría materiales nucleares, recuerda la BBC. También afirmó que Estados Unidos suministraría armas biológicas a Ucrania y que esto implicaría atacar a las tropas rusas con mosquitos infectados con malaria.
Sancionado por uso de armas químicas bárbaras
Kirillov ha ocupado diversos cargos dentro del ejército ruso relacionados con materiales peligrosos. Igor Kirillov, que ocupa desde abril de 2017 el mando de las tropas de defensa contra las radiaciones, los productos químicos y los productos biológicos (NBC), fue sancionado en octubre por el Reino Unido por “desplegar armas químicas bárbaras en Ucrania”.
El general fue objeto de una congelación de activos y de una prohibición de viajar. “Por orden de Kirillov, desde el inicio de la guerra a gran escala se han registrado más de 4.800 casos de uso de municiones químicas por parte del enemigo”, estima el servicio de seguridad ucraniano.
Las autoridades rusas han rechazado sistemáticamente estas acusaciones “absurdas”. Hoy acusan a Occidente de haber orquestado el asesinato del teniente general Kirillov, destacando su presunto papel en “el descubrimiento de los crímenes de los anglosajones”.
El Comité de Investigación ruso calificó el asesinato del teniente general Kirillov de “acto terrorista”. Su muerte se produce menos de una semana después de que un destacado experto en armas ruso fuera asesinado a tiros cerca de su casa en Moscú. Según los medios ucranianos, el asesinato de Mikhail Chatsky fue llevado a cabo por los servicios de inteligencia militar ucranianos.
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