La publicación de Tomás Legrand
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Es una moda un poco retro, en este momento, un argumento de moda entre los cargos electos y los comentaristas -entre los que me incluyo- que conocían el viejo mundo, el de los Gargantúa del poder, de los grandes cargos electos, de las grandes personalidades, hambrientas de talento. , monstruos locales y nacionales. Esta vieja y nueva idea, aquí está: debemos volver a la no acumulación de mandatos. La figura del Ministro del Interior-alcalde de Marsella, del teniente de alcalde, del senador-alcalde, del presidente de la región-senador o del presidente del consejo general (hoy “departamental”) ha desaparecido gracias a las leyes sucesivas reducir las posibilidades de acumulación de mandatos.
Antes de 1985 no había límites. Podríamos acumularlo todo, amontonarlo todo sin vergüenza. Era la era de los barones potentados archi-acumulativos. La cima de la acumulación de títulos, funciones y compensaciones la alcanzó sin duda Jacques Chirac, famoso por su gigantesco apetito por todo. Juzgue usted mismo: en 1979, Jacques Chirac era alcalde de París, presidente del Consejo General de Corrèze (así estaba en la t
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