Varias fuentes dan testimonio de la participación de fuerzas especiales norcoreanas en la región de Kursk y de su desprecio por las normas internacionales de conflicto. Una presencia cobeligerante no oficial, negada desde entonces por Moscú, que, de confirmarse, marcaría una nueva escalada del conflicto, con importantes consecuencias geopolíticas.
El 12 de diciembre de 2024, algunas redes sociales rusas informaron sobre la aparente participación de fuerzas especiales norcoreanas en una operación militar en Plekhovo, una aldea en el distrito de Sudja de la región de Kursk, Rusia. Según el canal Telegram, supuestamente fiable, del corresponsal de guerra Romanov Light, en particular, las tropas norcoreanas llevaron a cabo el asalto de forma autónoma, descrito como “ barrió la zona como un huracán, sin tomar prisioneros ».
Según se informa, la operación causó más de 300 muertes entre las fuerzas ucranianas. Esta versión fue corroborada por Oleg Tsarev, un ex parlamentario ucraniano ahora alineado con los intereses rusos, y confirmada por Lenta, un importante medio de comunicación ruso pro-Putin.
El propio presidente ucraniano, Volodymyr Zelensky, confirmó la información dos días después: “ Hay informes de que los rusos han comenzado a utilizar soldados de Corea del Norte –en cantidades notables– en ataques. Los están integrando en unidades combinadas y actualmente sólo los utilizan en operaciones en la región de Kursk. Pero tenemos información que afirma que podrían usarse en otras partes del frente. ».
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Una escalada importante
Si la información resulta correcta, esta intervención marcaría una importante escalada en la participación de Pyongyang en el conflicto ruso-ucraniano, planteando cuestiones legales y geopolíticas cruciales. La participación directa de las fuerzas especiales norcoreanas en los combates representaría una dramática intensificación del apoyo de Kim Jong-un a Rusia.
Hasta ahora se le acusaba de suministrar armas, asistencia logística y mano de obra a Moscú. Sin embargo, la participación de sus tropas en enfrentamientos sobre el terreno” constituiría un nivel de compromiso sin precedentes, alineándolo firmemente con la campaña militar rusa”.estima el profesor de Relaciones Internacionales de la American Graduate School de París, Anton Koslov.
Si estos informes son exactos, las acciones de Corea del Norte en Plekhovo constituirían un acto de agresión contra Ucrania, en violación de la Carta de las Naciones Unidas. Aún más preocupantes son las sospechas de que las tropas norcoreanas se negaron a tomar prisioneros, lo que constituye una grave violación del derecho internacional humanitario (DIH).
Los Convenios de Ginebra exigen un trato humano a los prisioneros de guerra (POW) y prohíben la violencia o las ejecuciones de los combatientes que se rinden. Aunque Corea del Norte no es signataria de los Convenios de Ginebra, sus principios se consideran derecho internacional consuetudinario, vinculante para todos los estados.
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Aislamiento
El Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional (CPI) también clasifica esos actos como crímenes de guerra. Incluso si Pyongyang no fuera miembro, podría ser considerado responsable de estas violaciones del derecho internacional humanitario. Según los Artículos sobre Responsabilidad del Estado por Hechos Internacionalmente Ilícitos (ARSIWA), un Estado es responsable de actos ilícitos cometidos por sus fuerzas armadas. Esto incluye posibles crímenes de guerra, como negarse a tomar prisioneros o violencia contra combatientes desarmados.
Si las tropas norcoreanas actuaran bajo el mando ruso o con la aprobación de Moscú, Rusia también podría ser considerada responsable según el derecho internacional. Aunque no se ha hecho ninguna declaración oficial, la participación de las fuerzas norcoreanas en la lucha contra Ucrania podría interpretarse como una declaración de guerra de facto. El artículo 51 de la Carta de las Naciones Unidas considera que cualquier ataque armado de un Estado contra otro es una justificación del derecho de legítima defensa.
Al desplegar tropas para luchar contra las fuerzas ucranianas, Pyongyang está participando directamente en el conflicto. Su participación, especialmente si va acompañada de violaciones del DIH, la sitúa en la categoría de partes beligerantes en el conflicto. De confirmarse, la operación Plejovo sería el primer caso comprobado de tropas norcoreanas combatiendo en suelo ruso, y representaría un punto de inflexión en la guerra en Ucrania, introduciendo nuevos riesgos e incertidumbres.
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Los precedentes históricos, como los “voluntarios” chinos durante la Guerra de Corea, muestran cómo las intervenciones extranjeras pueden exacerbar los conflictos y desdibujar las líneas de responsabilidad.
Para la comunidad internacional, este acontecimiento indica un acercamiento aún más estrecho entre Moscú y Pyongyang, aislándolos aún más en el escenario mundial. Para Rusia, esto pone de relieve una creciente dependencia de fuerzas extranjeras para mantener su esfuerzo bélico. Para Ucrania, esto representa una escalada significativa, con la llegada de un nuevo adversario a un conflicto ya de por sí complejo. Más allá de las implicaciones inmediatas en el campo de batalla, este evento conlleva profundas consecuencias legales y geopolíticas.
El compromiso directo de Corea del Norte no sólo plantea dudas sobre el respeto al derecho internacional sino que también refleja la naturaleza cada vez más global de este conflicto. De confirmarse la participación de tropas norcoreanas, podría constituir una declaración de guerra implícita, independientemente del marco diplomático dado por Pyongyang o Kiev. Porque no son necesarias declaraciones formales para definir un conflicto. “ Son los hechos sobre el terreno los que trazan los contornos de la guerra y sus consecuencias. », concluye el profesor Anton Koslov.
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