Israel se está preparando para duplicar la población en el Golán sirio anexado, ignorando los riesgos de confrontación. Una decisión que reaviva las tensiones en una región ya inestable…
En el corazón de una región ya plagada de inestabilidad, el gobierno israelí acaba de tomar una decisión con graves consecuencias. Según una fuente cercana al asunto, el controvertido plan del primer ministro Benjamín Netanyahu de duplicar la población en la parte del Golán sirio ocupada y anexada por Israel fue aprobado por unanimidad en un consejo de ministros.
Esta medida, que prevé inyectar más de 10 millones de euros para desarrollar las localidades de los Altos del Golán y la ciudad de Katzrin, llega apenas una semana después de que Israel reforzara su presencia militar en la zona de seguridad controlada por la ONU que separa los dos países. Un momento que plantea muchas preguntas sobre las verdaderas intenciones del gobierno de Netanyahu.
Una anexión nunca reconocida por la comunidad internacional
Hay que recordar que Israel conquistó parte del Golán durante la Guerra de los Seis Días en 1967, antes de anexarlo unilateralmente en 1981. Una anexión que nunca ha sido reconocida por la comunidad internacional, con la notable excepción de los Estados Unidos bajo la presidencia de Donald Trump en 2019. Hoy en día, aproximadamente 30.000 colonos israelíes viven en esta región altamente estratégica, junto con 23.000 drusos. quienes en su mayoría afirman ser sirios.
El Golán será parte del Estado de Israel por la eternidad.
Benjamín Netanyahu, primer ministro israelí
A pesar de las tensiones, Benjamín Netanyahu quiso tranquilizar afirmando que Israel “no tiene ningún interés en enfrentarse a Siria”. Pero al mismo tiempo, insistió en que “el Golán formará parte del Estado de Israel para la eternidad”, creyendo que ahora todos comprenden “la importancia capital” de la presencia israelí en esta meseta que domina Galilea.
Una apuesta arriesgada en un contexto regional explosivo
Este proyecto de duplicar la población del Golán parece, por tanto, una apuesta arriesgada para Israel. Al reavivar las tensiones en torno al estatuto de este territorio en disputa, el gobierno de Netanyahu corre el riesgo de una escalada con una Siria ciertamente debilitada por años de guerra civil, pero que nunca ha renunciado a su soberanía sobre el Golán.
Además, la reciente caída del régimen de Bashar al-Assad y el ascenso al poder de los rebeldes sirios aumentan aún más la incertidumbre y la inestabilidad en la región. En este contexto explosivo, la política total de colonización de Israel bien podría volverse en su contra y conducirlo a un nuevo ciclo de violencia con consecuencias impredecibles.
Los drusos del Golán, primeras víctimas de las ambiciones israelíes
Pero los primeros en sufrir esta precipitada carrera bien podrían ser los habitantes drusos del Golán. Aunque tienen estatus de residentes en Israel, la gran mayoría de ellos todavía se consideran sirios. Atrapados entre dos Estados que luchan por sus tierras ancestrales, temen pagar el precio de las ambiciones territoriales israelíes y la inestabilidad crónica del lado sirio.
Frente a esta situación inextricable, la sabiduría dictaría que Israel pusiera fin a su política de hechos consumados en el Golán. En lugar de avivar las brasas de un conflicto latente, el gobierno de Netanyahu haría bien en favorecer la vía del diálogo y la negociación con sus vecinos sirios. Porque al querer consolidar su control sobre un territorio conquistado por la fuerza, Israel podría acabar poniendo en peligro de forma duradera sus posibilidades de normalización y paz en la región.
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