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La familia recupera la esperanza tras el incendio de su casa

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Cuando Kim, de 13 años, se enciende un fuego cuando sube al tejado a través de una ventana el 13 de agosto. Unos minutos antes, en el garaje debajo de él, una chispa se propagó a una acumulación de pirotecnia durante el trabajo manual. Las llamas avanzan hacia lo alto del edificio, todo avanza muy rápido. Ese día hacía calor, el termómetro marcaba más de 30 grados. Por la tarde, cuando Kim sube al tejado, toca el techo calentado por el sol con las palmas de las manos.

El niño sufrió graves quemaduras. También sufre un corte profundo en un pie cuando se cuelga de los ganchos del techo. Las heridas son dolorosas, pero es valiente. Su madre, Nathalie Dellwo-Schwartz, lo admira por esto. Ella se sentó a su lado en el hospital durante su tratamiento y sufrió con él. Según los informes, su hijo le dijo: “Mamá, deja de llorar”. Después de todo, él es el que sufre sus heridas, no ella. Hoy sus manos y pies están curados.

Si la situación no fue más grave para el chico de 13 años, quizás sea también gracias a Mike Dickes. El bombero se encontraba en el barrio. Cuando ve al niño en mal estado, decide subir él mismo al tejado para ayudarlo. Pregunta a los vecinos si puede entrar en su casa, sube las escaleras y sale por la ventana del último piso.

La reacción correcta

Thierry, el padre de Kim, reacciona rápidamente cuando la chispa de su garaje se propaga al equipo pirotécnico. Entra corriendo en la casa para sacar a Léo, de 8 años. Los dos escapan afuera por la terraza. Al mismo tiempo, en el piso de arriba, Thierry le grita a su hijo Kim que se quede allí.

Kim toma su peluche favorito, un regalo de su abuela recientemente fallecida, y lo arroja por la ventana. En ese momento ya todo estaba “negro”, por eso encendió la linterna del teléfono inteligente. Luego, Kim mueve un gabinete debajo del tragaluz para poder subir al techo. “Se puso la camiseta sobre la boca, lo hizo muy bien”, dice Nathalie, y añade: “es mi héroe”.

El hijo de Nathalie, Kim, protegió de las llamas a su animal de peluche favorito. © FOTO: Nathalie Dellwo-Schwartz

Nathalie se entera del incendio a través de una llamada telefónica de su marido, mientras regresa a casa desde el trabajo. En el camino, la policía la detiene y camina hasta casa durante lo que parece media hora. “Fue horrible”, dijo. No sabía cómo estaba su familia.

Su hijo menor, Léo, sufrió un shock y fue envenenado por el humo; su marido, Thierry, se rompió un dedo del pie en las prisas. El gato doméstico, Mik, no fue encontrado hasta la noche. Thierry, el padre, llegó a casa con su hermano y buscó sus zapatillas debajo del sofá, donde también le esperaba Mik.

Después del incendio, el animal de peluche de Kim también desapareció, pero sólo por un día. Un bombero se llevó el peluche a casa para lavarlo y luego llevárselo a la familia. Esta última se quedó una semana en un hotel en Mondercrange y luego se mudó a un apartamento amueblado en Foetz, que pertenece a unos conocidos que todavía esperan venderlo.

Gran gratitud

“Partimos de cero”, continúa Nathalie refiriéndose a su casa familiar en Mondercrange. La familia perdió casi todo. Al ser interrogada, la madre explica que los álbumes de fotos todavía están ahí, pero que han adquirido un color amarillento y que huelen a fuego. Sólo quedan algunas prendas que le pertenecieron, las cuales quedan impregnadas del olor a fuego. Y añade: “Todos mis zapatos se esfumaron”.

Sin embargo, en los días y semanas posteriores a la tragedia, la familia recibió mucho apoyo de amigos, vecinos y compañeros de trabajo. “Nos apoyaron en todo y no dudaron en ayudarnos a vaciar el lugar”. Nathalie se puso en contacto con el palabra de luxemburgo por eso, porque no sabía cómo agradecer a toda esta gente.

Pocas horas después del incendio, Sheila Hamélius, amiga de Nathalie, organizó una recaudación de fondos. Con ello se recaudaron 14.403 euros y 207 personas realizaron una donación. Una familia de Niederkorn también lanzó una convocatoria de donaciones en Facebook, cuenta Nathalie.

Pero el deseo de ayudar no se limitó a donar dinero. Los compañeros de trabajo ayudaron a Nathalie y su familia llevándoles “todo lo que necesitaban” en el hospital. Cada semana recibía un sobre con dinero. Un compañero de trabajo, ahora jubilado, la reemplazó durante un mes y trabajó de forma voluntaria y gratuita, cuenta Nathalie.

También se recogieron donaciones a través de la asociación municipal “Monnerech hellleft”. Una suma que también benefició a las dos casas contiguas que también sufrieron daños. Se espera que para abril o mayo del próximo año la familia de cuatro miembros regrese a su hogar.

Este artículo fue publicado originalmente en el sitio web de palabra de luxemburgo.

Adaptación: Laura Bannier

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