¿Cómo afronto este borrado de mi ser?
Mis reflejos académicos y rabínicos, así como mi larga experiencia de diálogo, me invitan ante todo a realizar un trabajo introspectivo, que es muy difícil. Desde hace 60 años y la promulgación del texto conciliar de nuestra edadla Iglesia se considera hermana del judaísmo; un amigo fiel que afirma la irrevocabilidad de la Alianza Judía. El famoso “Yo soy José, tu hermano”, pronunciado por el Papa Juan Pablo II al entrar en la sinagoga de Roma, todavía resuena en nuestros oídos. Este hermano y amigo, ¿qué me dice cuando de repente me hace desaparecer de la historia? ¿Me invita a cuestionar mi propia desaparición? ¿Es esta su manera de decirme, como sólo un hermano puede hacerlo: ten cuidado, si sigues así desaparecerás de la historia? Cuestión existencial y dolorosa. Pero, ¿quién sería tan ingenuo como para no afrontar, de hecho, los peligros que hoy socavan a Israel y al judaísmo? Ambos son malos, muy malos. El Estado de Israel, a pesar de su fuerza militar, se tambalea desde el 7 de octubre. Sus cimientos son frágiles e inciertos. Su sociedad está al borde de la guerra civil, presa del extremismo judío más desenfrenado. Sus enemigos, en su radicalismo, en sus alianzas estratégicas, son una verdadera amenaza existencial. ¡Sólo los locos no ven la posible catástrofe! Y, en cuanto al judaísmo como pensamiento religioso, su actual confinamiento en una perspectiva mesiánica donde Dios interviene milagrosamente en cada rincón de la historia política, alcanza el nivel cero del pensamiento. Unos pocos clics en los vídeos publicados online por las autoproclamadas autoridades rabínicas son suficientes para convencerse de ello. Así pues, la cuestión de mi desaparición, religiosa y nacional, es, desgraciadamente, muy real. Ella es abismal. Se paraliza. Sin embargo, hay que afrontarlo si mi hermano y amigo me invita, con sus palabras y sus silencios, a pensar en ello.
gaviotaNegarse a nombrar a judíos e Israel no es trivial. Me corresponde ahora, como amigo fiel, invitar al mundo cristiano a una reflexión tan dolorosa como la mía.
Reflejando este cuestionamiento introspectivo de lo que mi hermano y amigo cristiano me invitaría a considerar, la Iglesia también debe cuestionar el significado profundo de las palabras del Papa que, en una frase, borra a los judíos e Israel de la historia. Para la gente de Logotiposlas palabras importan. Los silencios, aún más. Negarse a nombrar a judíos e Israel no es trivial. Me corresponde ahora a mí, como amigo fiel, invitar al mundo cristiano a una reflexión tan dolorosa como la mía. Las relaciones entre hermanos nunca son sencillas, ni en la vida real ni en los relatos bíblicos. Caín “se levantó y mató a su hermano”, nos enseña el Génesis. La tradición rabínica ve en este asesinato la conclusión inevitable de la negativa a nombrar al otro. Nunca, de boca de Caín, sale el nombre de su hermano, Abel. ¿Está la Iglesia, a pesar de las tipologías patrísticas que ven en Abel una prefiguración de Cristo, en connivencia con Caín y sus descendientes? Atención ! Por lo tanto, no es inútil citar a este gran teólogo católico alemán, Johann Metz, quien, en 1984, advirtió a la Iglesia contra cualquier tentación de sustituir la realidad viva del pueblo judío por una construcción teológica y fantasiosa del judaísmo. El cristianismo nunca se encuentra frente al judaísmo, afirmó, sino frente a los judíos: “Hago aquí esta distinción. Precisamente frente a los judíos debemos protegernos finalmente de todo esto que caracteriza a una sistema sin sujeto”. ¿No es eso, sin embargo, lo que estamos presenciando? El tema “judío” ya no existe. Su eliminación de la historia, como insinúa hoy el Papa, no honra la tradición cristiana. ¿Cómo será vuestro cristianismo, qué futuro tendrá, cómo podrá afrontar la historia, si el judío, el pueblo de Israel o incluso Israel, se convierten en palabras tabú, en ideas fantasiosas que ya no nos atrevemos a pronunciar? ¿Cómo podrá sobrevivir la rama del olivo honesto que eres si borras el tronco en el que está injertada? Ciertamente, el maletero puede causarle problemas. Puede ser rebelde, difícil e incluso arrogante. Pero el baúl existe y merece un nombre, un reconocimiento, una identidad, un rostro. Hazlo desaparecer y desaparecerás con nosotros. Sí, la pregunta es, para usted, existencial; ella también es abismal.
En el futuro, el Papa tendrá cuidado de no transmitir estereotipos antijudaicos
Ningún judío, excepto quizás los más escépticos y los más opuestos al surgimiento del diálogo judeocristiano, podría haber imaginado que, 60 años después nuestra edadestaríamos allí. En aquel momento, vieron el surgimiento del diálogo sólo como una quimera. No les des la razón. Imaginamos una vigorosa celebración de nuestra edad en 2025, mirando hacia el futuro. Tengamos cuidado de que esta fecha no sea el primer aniversario de su epitafio.
=> El título y el capítulo son del equipo editorial. Título original: “Entre dos abismos”
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