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La caída del régimen sirio de Bashar al-Assad abrió un nuevo capítulo en las relaciones entre Siria y el Líbano. Los dos países, históricamente vinculados por relaciones complejas y a menudo desequilibradas, enfrentan desafíos considerables para redefinir su cooperación en un contexto marcado por la transición política en Siria y la persistente inestabilidad en el Líbano.
Un legado de relaciones asimétricas
Desde la independencia del Líbano en 1943, las relaciones entre Beirut y Damasco han oscilado entre la cooperación forzada y la dominación siria. Durante la Guerra Civil Libanesa (1975-1990), Siria reforzó su influencia interviniendo militarmente con el pretexto de estabilizar el país. Después de la guerra, la ocupación siria continuó hasta 2005, dejando atrás acuerdos bilaterales a menudo percibidos como desfavorables para el Líbano.
De acuerdo a Al Bina’ (edición del 11 de diciembre de 2024), estos acuerdos incluían acuerdos comerciales, de seguridad y diplomáticos que a menudo colocaban al Líbano en una posición de dependencia. Por ejemplo, el Acuerdo de Hermandad y Cooperación firmado en 1991 dio a Siria un control significativo sobre las políticas económicas y exteriores libanesas. Estos legados continúan moldeando la percepción que los dos países tienen del otro.
¿Una esperanza de renovación?
Con la caída de Assad, muchos analistas libaneses esperan un reequilibrio de las relaciones bilaterales. An-Naharinforma que algunos diplomáticos libaneses están considerando revisar los acuerdos existentes para garantizar una cooperación más equitativa. Sin embargo, esta ambición depende en gran medida de la orientación política del nuevo gobierno de transición sirio, encabezado por Mohamed Al-Bashir.
El primer ministro libanés, Najib Mikati, dijo recientemente en una conferencia de prensa: “Estamos dispuestos a trabajar con un gobierno sirio que respete la soberanía y la independencia del Líbano. » Sin embargo, también enfatizó que cualquier normalización de las relaciones debe tener en cuenta las preocupaciones económicas y de seguridad del Líbano.
Desafíos de seguridad compartidos
La frontera común entre los dos países, de 375 kilómetros de longitud, sigue siendo una fuente de tensión. De acuerdo a Al Joumhouriyatlas infiltraciones de grupos armados vinculados al antiguo régimen sirio o de facciones radicales siguen planteando un gran desafío. El refuerzo de los controles en los puntos de cruce oficiales, anunciado por el Ministro del Interior, Bassam Mawlawi, tiene como objetivo limitar estas amenazas.
Además, el problema de los refugiados sirios en el Líbano, estimado en 1,5 millones, complica aún más las relaciones bilaterales. Al Sharq Al-Awsat subraya que el regreso de estos refugiados depende de la evolución de la situación de seguridad en Siria y de las garantías ofrecidas por el gobierno de transición. Mientras tanto, el Líbano sigue soportando una carga humanitaria y económica desproporcionada.
El comercio se ve obstaculizado por la incertidumbre
Las relaciones económicas entre los dos países, alguna vez estrechas, ahora se ven obstaculizadas por la inestabilidad. Antes de la Guerra Civil Siria, Siria representaba un importante socio comercial para el Líbano, particularmente en los sectores agrícola e industrial. Sin embargo, según Al-Akhbar (edición del 11 de diciembre de 2024), el comercio ha caído más de un 70% desde 2011, principalmente debido a las sanciones internacionales y las tensiones fronterizas.
Los empresarios libaneses piden una reapertura gradual de las rutas comerciales, pero los analistas advierten que la reconstrucción económica de Siria podría llevar años. Además, las sanciones estadounidenses contra Siria siguen complicando cualquier colaboración económica, como destaca Al-Nahar.
La cuestión de los libaneses desaparecidos en Siria
Una de las cuestiones más delicadas en las relaciones sirio-libanesas es la de los desaparecidos. Cientos de libaneses secuestrados durante la guerra civil o durante la ocupación siria siguen desaparecidos. De acuerdo a Al Bina’las organizaciones de derechos humanos exigen respuestas del gobierno de transición sirio.
El Ministro de Justicia sirio prometió recientemente trabajar con el Líbano para investigar estas desapariciones. Sin embargo, Al Joumhouriyat señala que esta cuestión sigue siendo políticamente delicada y podría frenar cualquier normalización de las relaciones.
Un papel para la comunidad internacional
Las relaciones entre Líbano y Siria también están influenciadas por las intervenciones de las potencias internacionales. Al Sharq Al-Awsat informa que las Naciones Unidas se han ofrecido a servir como mediador para facilitar la cooperación bilateral, particularmente en cuestiones económicas y de seguridad. Además, Estados Unidos y la Unión Europea insisten en que cualquier normalización debe respetar las sanciones vigentes contra facciones aún influyentes en Siria, en particular las vinculadas a Irán.
Una dinámica aún incierta
Mientras Siria comienza una transición política incierta, el Líbano continúa enfrentando sus propias crisis internas. En este contexto, los dos países tendrán que superar muchos obstáculos para redefinir sus relaciones sobre bases sanas y equilibradas. Si bien existen oportunidades, particularmente en la cooperación económica y de seguridad, las divisiones políticas y las tensiones históricas podrían frenar este proceso.
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