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Estos desechos que contienen oro y otros metales preciosos.

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Muchos equipos electrónicos desechados contienen oro. Y la buena noticia es que gracias a las nuevas técnicas, se ha vuelto muy fácil extraerlo de estos residuos.

La minería del oro ha sido durante mucho tiempo una industria exigente y contaminante, que requiere enormes máquinas de excavación y trituración, grandes cantidades de agua y productos químicos altamente tóxicos para obtener sólo 10 gramos de oro de una tonelada de mineral. Sin embargo, al precio actual, estos 10 gramos valen más de 800-850 dólares.

Y, sin embargo, es posible encontrar oro mucho más fácilmente y a un coste “menor”, ​​en particular gracias a las tarjetas electrónicas y otros circuitos impresos presentes en las montañas de residuos electrónicos. Las estimaciones varían, por supuesto, pero una tonelada de placas de circuito puede contener 150 gramos o más de oro puro.

Además de oro, estos componentes también contienen otros materiales preciosos, como plata, paladio y cobre. Si estos materiales también se recuperan, el valor total podría alcanzar hasta 20.000 dólares por tonelada.

La Minería Urbana

Recupel hace la misma observación respecto de Bélgica. Y no en vano, en nuestro país, la asociación fomenta la minería urbana: en lugar de saquear la tierra y sus recursos, debemos fomentar el reciclaje de aparatos eléctricos viejos y transformar estos “residuos” en nuevas materias primas.

“La concentración de metales y minerales preciosos es 50 veces mayor en los residuos electrónicos que en los minerales extraídos de las minas”, especifica la organización sin ánimo de lucro. Y para poner un ejemplo concreto: 1 tonelada de teléfonos móviles permite reciclar unos 300 gramos de oro.

¿Y en Bélgica?
Casi la mitad de los belgas (43%) tira sus pequeños residuos electrónicos a la basura, revela Recupel.
Sin embargo, estos pequeños electrodomésticos están llenos de materiales preciosos y materias primas raras y críticas que no deben desperdiciarse, asegura Eric Dewaet, director general de Recupel. “Se calcula que todos los belgas reúnen unas 15.000 toneladas de pequeños electrodomésticos (ocultos). Esto equivale al peso de unos 10.000 coches. Si podemos dar nueva vida a esta enorme montaña de pequeños dispositivos eléctricos, el impacto será enorme. Porque reciclar aquí significa utilizar menos recursos naturales en otros lugares”, explica.
En 2022, el 82,3% de los dispositivos rotos recogidos por Recupel se reciclaron como materia prima para la producción de nuevos objetos y dispositivos, se enorgullece la organización sin fines de lucro.

Reciclaje y contaminación

Según las Naciones Unidas, en 2022 se desecharon unos 62 millones de toneladas de dispositivos electrónicos, desde electrodomésticos hasta ordenadores y teléfonos móviles. Sin embargo, menos de una cuarta parte se recicló… Los circuitos impresos generalmente se retiran, se trituran y luego se queman en un horno para extraer los metales, o se tratan con fuertes chorros de disolventes químicos.

Estos procesos, si bien son eficientes, emiten grandes cantidades de CO₂ y generan subproductos tóxicos que son difíciles de eliminar. Para afrontar estos desafíos, las empresas están desarrollando métodos de reciclaje más limpios y sostenibles.

Y uno de los más intrigantes utilizados hasta la fecha son… las bacterias.

Biolixiviación y bacterias.

Este método de reciclaje, llamado “biolixiviación”, es en realidad una técnica de reciclaje que utiliza bacterias para recuperar ciertos metales preciosos, ya sea en residuos mineros o en dispositivos electrónicos usados.

La biolixiviación no es algo nuevo. Hace más de 2.000 años ya se observó que el agua de las minas de cobre se volvía azul debido a la lixiviación de metales. Pero no fue hasta la década de 1950 que quedó claro que las bacterias eran las responsables de este fenómeno. El proceso fue profesionalizado con el fin de ser comercializado para recuperar relaves y otros residuos, líquidos y sólidos, de las operaciones mineras.

La biolixiviación se basa en el metabolismo de bacterias naturales que producen sustancias capaces de disolver metales. Una vez pasados ​​así del estado sólido al estado soluble, estos metales pueden recuperarse mediante métodos de separación y filtración.

Desafortunadamente, este proceso no es muy efectivo al aire libre porque lleva meses….

Sistema cerrado

En una planta de tratamiento moderna, la biolixiviación se puede acelerar y optimizar mediante el uso combinado de diferentes bacterias. Según Bioscope Technologies, una empresa minera que construye una planta de este tipo en Cambridge, la clave está en mantener las bacterias en condiciones óptimas. Estas bacterias se introducen en una cámara de reacción con placas de circuito impreso finamente molidas. Poco a poco digieren gran parte de los metales: les lleva uno o dos días. El líquido resultante de esta digestión se trata luego para recuperar los metales. El oro se recupera rápidamente añadiendo una pequeña cantidad de agua. Mientras que para recuperar cobre es necesario aplicar una corriente eléctrica a este líquido en un sistema cerrado.

“El objetivo es crear un sistema circular cerrado que acelere un proceso natural sin dejar de ser sostenible”, explica Jeff Bormann, director de Bioscope. Ya se están realizando pruebas y la producción comenzará en enero. La planta de Cambridge tendrá capacidad para procesar 1.000 toneladas de circuitos impresos al año.

Este proceso permite recuperar casi todo el oro, plata, cobre y paladio contenidos en las tarjetas y circuitos impresos. La cantidad exacta depende del tipo de circuito. Por tanto, los servidores y los equipos de telecomunicaciones contienen metales más preciosos que los electrodomésticos. El oro y otros metales recuperados son lo suficientemente puros como para ser reutilizados en electrónica.

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