Una certeza y un salto hacia lo desconocido. Siria cerró de golpe la puerta este fin de semana a décadas de tiranía tras la caída del régimen sostenido con mano de hierro por Bashar al-Assad, quien huyó del país. Al mismo tiempo, abre una nueva página de su historia, sinónimo de esperanza, pero cuyo desenlace aún no está claro.
Al frente de la recuperación del país, con las armas en la mano, el grupo Hayat Tahrir al-Sham (HTS) prometió respeto a las minorías del país, protección de los civiles… Pero “detrás de una imagen suavizada, su ADN es el mismo que el de Al Qaeda con la que forjó su ideología original”, matiza Amélie Chelly, autora de Corán de sangre (Ed. du Cerf). Suficiente para invitar a la cautela.
El ejemplo de Idlib
Para hacerse una idea del gran proyecto que HTS y su líder, Abu Mohammad al-Jolani, podrían implementar en Siria, hay que dirigirse a Idlib, donde el grupo islamista radical controla un territorio de unos 3.000 km2. Allí impone su visión político-religiosa pero las minorías son respetadas, o al menos toleradas. “Es un emirato islámico que no es comparable, por ejemplo, al régimen talibán”, reconoce Myriam Benraad, profesora de relaciones internacionales en la Universidad Internacional Schiller y autora de Mecánica del conflicto: ciclos de violencia y resolución. (Ed. El Jinete Azul).
En efecto, según Wassim Nasr, periodista de France 24, especialista en movimientos yihadistas y autor de El Estado Islámico, un hecho consumado (Ed. Plon), en Idleb, “las mujeres conducen, van a la escuela, a la universidad”, cita como ejemplo en su canal. Pudo visitar la ciudad hace un año y vio iglesias celebrando misas, “aunque no suenen las campanadas”. “No cortamos manos ni cabezas en las calles”, a diferencia de la sangrienta vida cotidiana bajo el Estado Islámico (EI), resume. Asegura que ya se celebró una misa en la ciudad siria de Alepo, a pocos días de ser liberado. Elementos sinónimos de esperanza para las minorías religiosas que viven en Siria. Pero para Myriam Benraad, Abou Mohammad al-Jolani mostró “lo que quería mostrar para ganarse una imagen de respetabilidad”, creyendo que “nadie se deja engañar”.
Una ideología islamista radical en las fuentes de la organización
Por ello, algunos expertos se muestran escépticos. “No sabemos si se trata de una técnica de ocultación para ganarse la aceptación de la población y del exterior o si se trata de un verdadero ablandamiento ideológico”, subraya Amélie Chelly. Si en su discurso HTS rompió sus vínculos con el Estado Islámico, “hay acuerdos entre bastidores”, sostiene. Abu Mohammad al-Jolani se inició en Irak, donde luchó en las filas de Al Qaeda. Luego creó el Frente al-Nusra, la rama siria del grupo yihadista, antes de romper lazos con él en 2016, convirtiéndose finalmente en Hayat Tahir al-Sham. Por lo tanto, trabajó en estrecha colaboración con el ex líder del Estado Islámico, Abu Bakr al-Baghdadi, antes de luchar contra él.
HTS sigue figurando en las listas occidentales de organizaciones terroristas. En Europa, por tanto, existen “temores sobre el carácter islamista de HTS y la perspectiva de un nuevo caos, una nueva violencia y una nueva fragmentación en el contexto de una posible transición controvertida”, según Julien Barnes-Dacey, director del programa MENA de la Consejo Europeo de Relaciones Exteriores (ECFR).
Aunque no hay policía islámica en Idlib, no deja de ser “un gobierno dominado por una interpretación fundamentalista del Islam; A nivel de Siria, es una puerta abierta a todos los excesos”, advierte Myriam Benraad. “Es un gobierno islamista, no es liberal, no es democrático, HTS controla Idlib con mano de hierro”, confirma Wassim Nasr. Pero “esta es la primera vez que un líder con este trasfondo yihadista ha dicho claramente que la yihad global fue un error, que no tiene nada contra Occidente”, añade. Para el periodista, esta flexibilización “no se hace a la ligera” y “les cuesta”.
¿Para qué aplicación?
¿Ahora a ver si a escala nacional las promesas realmente se pueden cumplir? Abou Mohammad al-Jolani “es un especialista en yihad armada y, por naturaleza, contradice la existencia de una identidad nacional siria”, señala Myriam Benraad, subrayando el aspecto “muy abstracto” del régimen que podría implantarse.
Sobre todo porque Abou Mohammad al Jolani está rodeado de “perfiles muy radicales”, advierte, que “no han hecho ninguna promesa” a las minorías. Para ilustrarlo, Wassim Nasr cita otro ejemplo concreto a escala de Idlib: mientras que HTS ha abierto centros comerciales donde se acepta la diversidad, “los elementos más duros vienen a disparar a estos centros comerciales por la noche”.
Nuestro expediente sobre la caída de Bashar al-Assad
Así pues, “la lucha fratricida entre yihadistas” podría socavar los compromisos de HTS, continúa el profesor especialista. Este último duda de la capacidad del líder para “unir esta nebulosa de grupos yihadistas y rebeldes además de diferentes comunidades” en un territorio tan fragmentado por cincuenta años de dictadura y catorce años de guerra civil.
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