La tarde del 5 de diciembre, se produjo un violento incendio accidental en un redil de Puydarrieux, en los Altos Pirineos. 80 ovejas y una treintena de corderos murieron en las llamas. Un número de víctimas que podría aumentar para gran desesperación de los ganaderos, traumatizados tras la catástrofe.
Todo sucedió muy rápido. La tristeza y el trauma son inmensos para este matrimonio de agricultores de Puydarrieux (Altos Pirineos) y sus dos hijos. La tarde del 5 de diciembre se produjo un violento incendio en el redil que albergaba a sus 150 ovejas y sus crías. En pocos minutos, las llamas se extendieron por todo el edificio de 500 m2, para gran consternación de la familia, totalmente indefensa. Resultados del desastre: 80 ovejas y 30 corderos muertos. Un verdadero dolor de cabeza para los criadores que lo intentaron todo para salvar a sus animales atrapados.
“Mi hija acababa de darles de comer y salió del redil, dejando la luz de la noche encendida, como hacíamos todas las noches”, dijo el granjero que no durmió en toda la noche. “Ni siquiera tuvo tiempo de llegar a su casa, que estaba a pocos metros de distancia, cuando escuchó una explosión. El jugo explotó en la casa”. Se destaca el rastro de una bombilla que explotó y prendió fuego a la paja que había en el suelo.
Rápidamente, la joven de 23 años que sueña con hacerse cargo de la granja familiar comprendió que algo anormal acababa de suceder en el redil. “Ya era demasiado tarde. Cuando me di la vuelta, el fuego ya había comenzado”, testificó. . Y su madre, conmovida hasta las lágrimas, relataba esta noche de pesadilla: “Nos apresuramos a abrir las puertas para sacarlos de allí, pero no se pudo hacer nada. Permanecieron allí. El humo negro se volvió muy espeso, no podíamos no entrar”. el redil porque era demasiado peligroso.”
Bomberos, familiares solidarios y vecinos.
Aunque la mitad de la manada logró escapar de este infierno, muchos animales resultaron gravemente heridos en el incendio. “Aún no sabemos cuántos de ellos tendrán que ser sacrificados. Es terrible, porque amamos a los animales y vivimos con ellos todos los días”, lamentó el granjero. “El veterinario de los bomberos nos recordó que en los próximos días podrían presentar signos de traumatismo que será necesario vigilar”.
Y era urgente encontrar una solución para albergar a las ovejas supervivientes y a sus crías. Numerosos vecinos y amigos del matrimonio, conscientes del accidente, llegaron de madrugada para ayudar a los damnificados a montar otro hangar. Solidaridad ejemplar como destacó el alcalde de la localidad, presente nada más llegar los bomberos.
Llamados por la familia para pedir ayuda, en esta intervención participaron bomberos de todo el departamento. “Todos estuvieron geniales porque les resultó difícil”, insistió el criador. “Como no había ninguna conexión de agua cerca, tuvieron que tirar cientos de metros de tuberías para conectar con el hidrante más cercano. Regresaron varias veces durante la noche para comprobar que todo estaba apagado”.
Por la mañana, los zapadores de Lannemezan volvieron una vez más para “ahogar” la paja carbonizada. “Hay muy poco riesgo de recuperación, pero preferimos estar seguros porque alrededor del edificio afectado hay otros galpones y maquinaria agrícola. Estas personas ya están bastante afectadas, estamos ahí para ayudarlas”.
Otro calvario más para la familia, ya afectada por dos episodios de fiebre hemorrágica este año. “Cuando amamos a los animales como los amamos, es muy duro verlos sufrir y pasar por todo esto”, confiesa la pareja, abatida por esta serie de duros golpes.
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