Si todavía hay viticultores que creen en el Alto Valor Ambiental, son menos los que cultivan la etiqueta gubernamental que ya no florece entre el endurecimiento regulatorio, la falta de valorización, la ausencia de promoción y las críticas ininterrumpidas.
DO
Su rostro todavía está caído. Este primer julio de 2024, el Ministerio de Agricultura contabiliza 24.200 explotaciones vitivinícolas certificadas de Alto Valor Ambiental (HVE), un ligero aumento del 3% respecto a enero de 2024. Al concentrar el 61% de las fincas certificadas, la viticultura sigue siendo el peso pesado histórico de la etiqueta HVE, que sigue en declive con 39.772 dominios etiquetados (+4% en seis meses). Parece que ha pasado mucho tiempo cuando esta certificación gubernamental hizo estallar los contadores y los objetivos: con 25.000 certificadas el 1 de enero de 2022, cuando el plan de Biodiversidad de 2018 fijaba la ambición de 15.000 explotaciones. Lanzada en 2012, ¿la certificación HVE llegará a los 50.000 certificados previstos para 2030? Después de años de crecimiento de dos dígitos, la población certificada se ha estabilizado por debajo de las 40.000 explotaciones desde enero de 2023 y la implementación del nuevo punto de referencia criticado de la etiqueta.
Una cuarta versión que no convence por sus limitaciones, mientras que las granjas etiquetadas según la tercera versión de 2016 permanecen certificadas hasta el 1 de enero de 2025 y el falso plan actual podría desembocar en un fuerte declive. La falta de promoción de los esfuerzos medioambientales pesa sobre los productores (como ocurre con otras etiquetas), así como la falta de promoción entre el público en general (las ayudas públicas se limitan a un crédito fiscal). Hay que decir que la etiqueta HVE sigue en el punto de mira de los medios, ya sea en la televisión con Hugo Clément en 2023 o en los quioscos con 60 millones de consumidores este regreso. Como si la etiqueta acabara pareciendo una regresión más que una progresión respecto a las expectativas proyectadas por quienes apuestan únicamente por el modelo orgánico. Una visión binaria que los viticultores refutan, al no ser los últimos en combinar ambas certificaciones.
El futuro del HVE está por escribirse, nos vemos dentro de seis meses para saber si el actual HVE 3 pasará mañana al HVE 4.
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