Hoy en día es bien sabido que la práctica de actividad física regular y sostenida es uno de los factores que pueden aumentar la esperanza de vida.
Y no es necesario practicar intensamente para sentir los beneficios. Ésta es la conclusión que se podría sacar de la lectura de un estudio australiano.
Un estudio que destaca por su metodología. Es decir, la aplicación de un modelo predictivo basado en los niveles de actividad física (medidos mediante acelerometría en lugar de la subjetividad de los cuestionarios autoadministrados) y el riesgo de mortalidad.
11 años de ganancia para los más sedentarios
Los resultados son sorprendentes:
- las personas más activas tienen un 73% menos de riesgo de mortalidad respecto a las más sedentarias;
- Igual de importante: para los menos activos, cada hora de caminata podría traducirse en una ganancia de seis horas en su esperanza de vida. Si todos los individuos se mudaran tanto como el 25% más activo de la población, los estadounidenses mayores de 40 años (desde que se realizó el estudio sobre ellos, nota del editor) podrían vivir 5,3 años más en promedio.
“Las personas sedentarias tienen el mayor potencial de mejora”, explica el profesor Lennert Veerman, que dirige el estudio.
Así, según él, “si la cuarta parte menos activa de la población mayor de 40 años aumentara su nivel de actividad al de la cuarta parte más activa, podrían vivir, de media, 11 años más. Puede ser cualquier tipo de ejercicio, pero equivaldría aproximadamente a tres horas de caminata al día. »
Tabaco, sedentarismo… misma lucha
Por lo tanto, un estilo de vida más activo puede proporcionar efectos protectores contra enfermedades cardíacas, accidentes cerebrovasculares, ciertos cánceres y otras enfermedades crónicas.
El equipo incluso sugiere que unos niveles bajos de actividad física podrían rivalizar con los efectos negativos del tabaquismo. “Otras investigaciones han demostrado que cada cigarrillo puede restar 11 minutos a la vida de un fumador”, explican los autores.
“Si hay algo que se puede hacer para reducir el riesgo de muerte a más de la mitad es la actividad física”, concluye el profesor Veerman.
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