el programa Artemisa de la NASA se encuentra actualmente bajo presión tras, en particular, el nombramiento deElon Musk al gobierno de Donald Trump. El Sistema de lanzamiento espacial (SLS), un lanzador superpesado desarrollado por boeingestá en competencia directa con el Nave estelar de EspacioX. Aunque el SLS ya ha demostrado su fiabilidad con el exitoso lanzamiento de la cápsula Orion a la Luna en 2022, el coste exorbitante de sus lanzamientos (4.100 millones de dólares cada uno) lo sitúa en una posición delicada en comparación con Starship, este último promete costes mucho más bajos ( alrededor de 20 millones de dólares por lanzamiento), principalmente gracias al regreso a la Tierra de la primera etapa (verticalmente). El Starship, sin embargo, permanece en la fase de desarrollo y aún no está operativo, lo que complica su rápida adopción para misiones críticas como Artemis II y III.
A pesar del rápido progreso del Starship, su implementación plantea numerosos desafíos técnicos y logísticos, como la necesidad de realizar 18 lanzamientos para reabastecer una misión lunar, un procedimiento nunca antes probado a esta escala. La misión también se enfrenta a cuestiones políticas y económicas, como el apoyo bipartidista a Boeing y el riesgo de conflictos de intereses vinculados a Elon Musk, que hacen improbable una rápida cancelación del SLS. Los elementos para Artemis II ya han sido entregados y el SLS parece ahora esencial para garantizar misiones a corto plazo. Dicho esto, más allá de Artemis III, el Starship bien podría recuperar el control, y la NASA no descarta la opción de abandonar completamente el SLS a largo plazo.
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