Es un animal híbrido entre oso polar y oso grizzly. Este oso cruzado podría estar en el origen de profundos cambios ambientales en el Ártico.
Este es un animal que es mejor no encontrar en la naturaleza. Resultado del cruce entre un oso grizzly y un oso polar, el grolar tiene las impresionantes dimensiones y el poder de sus padres. Este nombre original es una mezcla de las palabras “grizzly” y “polar”.
Pero ahora, para gran sorpresa de los biólogos, se han registrado ejemplares en estado salvaje, en el extremo norte de Canadá. Esta hibridación sigue siendo rara, pero su frecuencia aumenta a medida que los osos polares, impulsados por el deshielo, se acercan a los territorios de los osos pardos, según el medio Géo.
Un ejemplar cazado en 2006 llamó la atención de los biólogos. Su pelaje era blanco, pero tenía anillos marrones alrededor de los ojos y sus garras se parecían a las de los osos pardos.
El análisis de su ADN mostró que en realidad era una mezcla de oso polar y oso pardo: un grolar.
Impresionantes características físicas.
El grolar tiene unas características físicas impresionantes que lo hacen extremadamente eficaz.
Su tamaño puede alcanzar los 2,4 metros de longitud cuando se para sobre sus patas traseras, con un peso que varía de 300 a 400 kg.
Su cráneo, intermedio entre el de un oso pardo y el de un oso polar, combina robustez y longitud, mientras que sus patas, largas y poderosas, lo convierten en un excelente nadador y un formidable depredador en tierra.
Además, su pelaje de color gris claro es perfecto para adaptarse a diferentes ambientes. Y ese es el problema: el grolar podría poco a poco sustituir a los osos polares.
Un peligro para los osos polares
Los científicos temen que el grolar reemplace gradualmente al oso de hielo en algunas zonas.
Un estudio publicado en 2016 en Global Change Biology estimó que el oso polar podría perder hasta el 30% de su población para 2050, en parte debido a la hibridación.
A diferencia de muchos híbridos, los grolars son fértiles. Pueden reproducirse con una de las especies parentales, creando una nueva generación híbrida.
Un estudio de 2021 dirigido por la Universidad de Alaska encontró que ya existen grolars de segunda y tercera generación, con mayores adaptaciones a entornos cambiantes.
Las autoridades locales, particularmente en Canadá y Alaska, están luchando por encontrar un consenso entre preservación y control.
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