(Beirut) Los llamamientos a una reducción de las tensiones aumentaron el lunes ante la deslumbrante ofensiva de los rebeldes que se han apoderado de grandes zonas del norte de Siria, lo que hace temer una reanudación de los combates a gran escala tras más de una década de guerra civil.
Publicado a las 6:45 a.m.
Actualizado a las 19:50
Layal ABOU RAHAL
Agencia France-Presse
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El presidente sirio, Bashar al-Assad, denunció un intento de “redibujar” el mapa de Oriente Medio, mientras los combates, los primeros de esta magnitud desde 2020, acompañados de bombardeos aéreos sirios y rusos, ya han dejado más de 500 muertos, según. a una ONG.
Hasta el sábado, más de 48.500 personas habían sido desplazadas en Idlib y el norte de Alepo, en el noroeste del país, más de la mitad de ellos niños, dijo el lunes la oficina de asuntos humanitarios de la ONU (OCHA), destacando una situación en muy evolución.
“Preocupante. Decenas de miles de personas están en movimiento”, comentó el jefe de OCHA, Tom Fletcher, en X.
El secretario general de la ONU, Antonio Guterres, por su parte, se dijo “alarmado por la reciente escalada de violencia” y pidió un “cese inmediato de las hostilidades”, según su portavoz.
Washington instó a “todos los países” a trabajar para “reducir las tensiones”, al igual que la Unión Europea, que “condenó” los ataques rusos “en zonas densamente pobladas”.
Por primera vez desde el inicio de la guerra civil en 2011, el régimen ha perdido completamente el control de Alepo, la segunda ciudad de Siria, un duro revés infligido por una coalición de grupos rebeldes dominados por islamistas radicales.
En respuesta, aviones sirios y rusos bombardearon zonas controladas por estos grupos en la provincia de Idlib y la vecina Alepo, matando a 15 civiles, incluidos niños, según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH).
Imágenes de la AFP mostraron a rebeldes armados patrullando las calles de Alepo, cerca de la ciudadela histórica o del aeropuerto de esta ciudad de unos dos millones de habitantes.
“Estamos en la incertidumbre, no sabemos qué pasará”, afirmó un residente de Alepo contactado por teléfono por la AFP, sin dar su nombre.
Dijo que escuchó “un ataque aéreo, pero ningún disparo” el lunes. “Está bastante tranquilo”, afirmó, añadiendo que el toque de queda impuesto por los rebeldes “fue levantado a las siete de la mañana”. Entre las siete y las diez las calles estaban vacías. […] la gente salió a abastecerse”.
“Nadie se molestó”, según este residente, “pero algunos milicianos dijeron a las niñas que se cubrieran con el velo”.
Apoyo “incondicional”
Los rebeldes tomaron edificios gubernamentales, cárceles, el aeropuerto internacional y un aeródromo militar “sin encontrar resistencia importante”, según el OSDH, que dispone de una amplia red de fuentes en Siria.
Más al sur, los rebeldes bombardearon el lunes la ciudad de Hama, controlada por el gobierno, con lanzacohetes, donde murieron seis civiles, según esta ONG con sede en el Reino Unido.
Según el Ministerio de Defensa sirio, el lunes se produjeron “enfrentamientos violentos” entre soldados, apoyados por ataques aéreos sirios y rusos, “con organizaciones terroristas en el norte” de la provincia de Hama.
En una entrevista telefónica con su homólogo iraní, Massoud Pezeshkian, Assad declaró que la “escalada terrorista” tenía como objetivo “intentar dividir la región, desmoronar sus Estados y rediseñar el mapa regional de acuerdo con los intereses y objetivos de la Estados Unidos y Occidente.
Assad, apoyado por Irán y Rusia, intentó obtener el apoyo de sus aliados ante el ataque que ha dejado 514 muertos desde el 27 de noviembre, entre ellos 92 civiles, según el OSDH.
Según el Kremlin, el presidente ruso Vladimir Putin y Pezeshkian afirmaron su apoyo “incondicional” a Assad y pidieron coordinación con Turquía, que apoya a los grupos rebeldes.
El grupo islamista radical Hayat Tahrir al-Sham (HTS) y otras facciones rebeldes lanzaron su ofensiva desde la provincia de Idlib, apoderándose rápidamente de decenas de localidades, así como de la ciudad de Alepo, excepto de sus barrios del norte habitados por kurdos.
Multitud de actores
Siria ha quedado dividida por la guerra civil en varias zonas de influencia, donde los beligerantes cuentan con el apoyo de diferentes potencias regionales e internacionales.
Gracias al apoyo militar de Rusia, Irán y Hezbollah, el régimen de Assad logró invertir el curso de la guerra en 2015, recuperando una gran parte del territorio y, en 2016, la totalidad de Alepo, cuya parte oriental había dominado. ocupada desde 2012 por los rebeldes.
La guerra comenzó con la brutal represión de las manifestaciones a favor de la democracia que dejó alrededor de medio millón de muertos.
El ejército sirio informó el lunes de bombardeos sirios y rusos contra “posiciones terroristas, depósitos y líneas de suministro” en las provincias de Alepo e Idlib.
HTS y los rebeldes controlan gran parte de la provincia de Idlib, así como partes de las provincias de Alepo, Hama y Latakia.
Antes de su ofensiva, el noroeste de Siria disfrutaba de una calma incómoda bajo un alto el fuego establecido en 2020, bajo el patrocinio de Ankara y Moscú.
Estados Unidos, que también tiene tropas sobre el terreno en el norte de Siria, apoya a las Fuerzas Democráticas Sirias (FDS), dominadas por los kurdos, que han luchado contra el grupo yihadista Estado Islámico (EI) y controlan grandes áreas del norte de Siria.
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