Se trata del tercer viaje del presidente francés a Arabia Saudí desde 2017, una “relación muy estrecha” a la que el hombre fuerte del país, marginado tras el asesinato del periodista Jamal Khashoggi en Turquía, respondió con tres visitas oficiales a Francia.
Apoyo al Líbano
Los dos líderes “realzarán una mejora de la relación bilateral al nivel de una asociación estratégica”, anunció el Elíseo, recordando que la última visita de Estado de un presidente francés a Arabia se remonta a Jacques Chirac en 2006.
En primer lugar, verán cómo “trabajar juntos” en los conflictos que sacuden la región y los riesgos de una escalada generalizada. Con el Líbano en el “centro de las discusiones”, tras una frágil tregua que entró en vigor el miércoles entre Israel y el movimiento chiita Hezbolá, apoyado por Irán.
Emmanuel Macron, fortalecido por su papel en el alto el fuego, espera el apoyo saudí al ejército libanés, que se está desplegando en la frontera con Israel pero carece de recursos, y la resolución de la crisis política que sacude al Líbano desde hace más de dos años.
La monarquía del Golfo, que durante mucho tiempo tuvo influencia política y financiera en el Líbano, se ha retirado en los últimos años ante el creciente peso de Hezbolá. Pero este último sale muy debilitado del conflicto con Israel y Riad podría decidir “financiar nuevamente adquisiciones en beneficio de las Fuerzas Armadas libanesas, o incluso ayudas a la economía libanesa”, sugiere un buen experto en la materia en París.
Gaza e Israel
Los dos países también piden un alto el fuego en Gaza y un “resultado político” basado en la solución de “dos Estados”, israelí y palestino.
Arabia Saudita, hogar de los lugares más sagrados del Islam, está en conversaciones con Washington para la normalización de sus relaciones con Israel y la concesión de garantías de seguridad estadounidenses. Pero a mediados de septiembre, el príncipe heredero saudí afirmó que su país no reconocería a Israel antes de la “creación de un Estado palestino”.
Los combates que se han reanudado en Siria entre los grupos rebeldes y el régimen de Bashar al-Assad también están reabriendo un nuevo frente de inestabilidad regional.
Petróleo, energía solar y Rafale
La visita presidencial tendrá un importante componente económico el martes, ya que el reino, el principal productor de crudo del mundo, se ha embarcado en una diversificación acelerada para afrontar el potencial post-petróleo. Los dos países también pretenden “reforzar muy significativamente” sus intercambios económicos que no están “a la altura de ambiciones comunes”, subraya el Elíseo.
El Jefe de Estado estará acompañado para ello por una cincuentena de jefes de grandes grupos franceses (Total, EDF, Veolia, etc.), pero también de empresas emergentes en inteligencia artificial y física cuántica (Pasqal, Alan, Mistral…). Tantos sectores, con la transición energética y la movilidad, que podrían dar lugar a contratos.
Las empresas francesas participarán, en particular, en proyectos saudíes de energía solar.
También se están llevando a cabo conversaciones para la adquisición de aviones de combate Rafale por parte de Arabia Saudita. “La visita del presidente podría permitir tomar una decisión, no necesariamente un anuncio”, subraya sin embargo una fuente conocedora del asunto.
Turismo y cultura
Francia es también un socio clave de Arabia Saudita en materia cultural y turística, con el desarrollo de un megaproyecto de 20 mil millones de dólares alrededor del oasis y sitio arqueológico de Al-Ula, al norte de Medina (noroeste).
Arabia Saudita, que alguna vez estuvo abierta principalmente a los peregrinos musulmanes que iban a La Meca, pretende hacer del turismo uno de los pilares de su transformación económica y social y de Al-Ula uno de los sitios más prestigiosos de Medio Oriente.
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