Situado en la localidad de Lée, el fuego se extendió al resto del edificio, un antiguo granero que fue rehabilitado como garaje y alojamiento. Una madre y sus tres hijos, inquilinos del apartamento, pudieron evacuar antes de que el incendio arrasara el edificio. “Fue uno de los niños quien escuchó el fuego crepitar y dio la alarma”, dice Gaston Verges, padre del propietario del local, situado en la esquina de la carretera departamental y la avenida de Ossau.
A última hora de la mañana del domingo se estaba realizando la limpieza para permitir la intervención del servicio de identificación de la gendarmería. El primer paso fue ponerle nombre a la víctima que se encontraba en el auto siniestrado.
El tráfico fue cortado
“Me despertó alguien que vino a decirme que la casa estaba en llamas”, continúa Gastón Vergés, que vive a cincuenta metros de distancia. El Bearnais nació en la casa familiar contigua al antiguo granero destruido, que no fue tocado. “Si el coche hubiera golpeado la esquina del edificio, no habría habido tantos daños. Pero allí se topó con el muro”, observa el septuagenario.
Detrás del muro había coches de carreras y antiguos que ardieron en el incendio. “Pero lo material no es nada” comparado con la pérdida de una vida humana, afirma Gastón Verges.
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