“Estamos preocupados por la continua obstrucción” de ciertos países productores de petróleo, afirmó en una conferencia de prensa la ministra francesa de Energía, Olga Givernet.
“Una pequeña minoría” de países “bloquea el proceso”, acusó el delegado de Fiyi, Sivendra Michael, durante esta rueda de prensa que reunió también a representantes de México, Ruanda y la Unión Europea. “Si no os unís a nosotros para conseguir un tratado ambicioso (…) ¡veos!” le dijo a esta minoría.
“Si no logramos un tratado ambicioso en Busan, será una traición global (…) La historia no nos perdonará. Este es el momento de actuar o partir”, lanzó el líder de la delegación de Panamá, Juan. Carlos Monterrey.
Esta rueda de prensa de los países llamados “de gran ambición” tuvo lugar pocas horas antes de que venciera el plazo para alcanzar un acuerdo sobre un texto vinculante en Busan, el domingo por la tarde o la madrugada del lunes, tras dos años de negociaciones.
No participaron ni Estados Unidos ni China, los dos mayores productores de plástico del mundo.
“Espero que se unan a nosotros”, dijo a la AFP la jefa de la delegación mexicana, Camila Zepeda, subrayando que la coalición de países ambiciosos era “una invitación abierta”.
“Tanto China como Estados Unidos quieren un tratado y participan de manera constructiva en las negociaciones”, dijo a la AFP el delegado alemán, Sebastian Unger, confirmando las versiones de muchos otros diplomáticos.
La frustración creció a lo largo de la semana en el seno de la “Coalición de las Grandes Ambiciones”, formada por unos sesenta países partidarios de un tratado sólido que aborde todo el “ciclo de vida” del plástico, desde la producción hasta los residuos.
Esta coalición se opone a un pequeño grupo de países, principalmente productores de petróleo encabezados por Rusia, Arabia Saudita e Irán, que creen que el futuro tratado sólo debería referirse a la gestión de residuos y al reciclaje.
Una posibilidad de la que la mayoría no quiere oír hablar. “Es hora de encontrar puntos en común, pero Ruanda no puede aceptar un tratado desdentado”, dijo la delegada ruandesa Juliet Kabera.
Contactadas por la AFP, las delegaciones rusa y saudita declinaron hacer comentarios. La de Irán nunca respondió a una solicitud de entrevista.
Más de un centenar de países se han sumado a la propuesta de Panamá para fijar el principio de reducción de la producción de plástico, solicitado por los países más exigentes, posponiendo para más tarde la cuestión de los objetivos cuantificados.
Algunos, como Panamá o Fiji, querrían expulsar de las negociaciones a los países que se oponen a cualquier reducción de la producción. Otros plantean la posibilidad de someter a votación un tratado que incluya esta disposición, en lugar de adoptarlo por consenso, como suele ser la regla para este tipo de acuerdos importantes de la ONU.
“Creo que si tenemos que votar, no tendremos problemas. Somos mayoría”, dijo a la AFP la delegada portuguesa Maria João Teixeira. “Pero un tratado sin los productores petroquímicos, sin las industrias, no será tan efectivo como queremos”.
– ¿Nueva conferencia? –
A medida que avanza la jornada del domingo, la distribución de un anteproyecto de texto (un “documento oficioso” en la jerga diplomática) inicialmente prometido para la víspera por el diplomático que preside las negociaciones, Luis Vayas Valdivieso, se hace siempre esperar.
Algunos diplomáticos plantean la posibilidad de que la conferencia termine sin un tratado. El Centro de Convenciones de Busan, donde se llevan a cabo las reuniones, se alquila para otro evento a partir del lunes a la 01:00 GMT.
“Creo que algunos de nosotros ya tenemos en mente” una nueva reunión después de Busan para seguir negociando, afirmó Teixeira.
“Esperamos lograr un consenso. El proceso multilateral es lento, pero es posible alcanzar una masa crítica para avanzar”, dijo la señora Zepeda, la delegada de México.
Tampoco descartó la organización de una sexta ronda de negociaciones después de Busan.
Busan “no es un fracaso, porque tenemos una coalición de una gran mayoría de países que están dispuestos a avanzar”, afirmó.
“Concluir un tratado en dos años es muy ambicioso”, afirmó Zepeda. “Tal vez necesitemos una nueva edición más adelante”, prosiguió, “pero por el momento no está terminada (…) Creemos que todavía hay tiempo”.
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