Fiona Mille: Desarrollé tres escenarios. El primero predice que los Juegos se celebrarán efectivamente a costa de una destrucción catastrófica.
El segundo escenario prevé que los eventos sean cancelados en el último momento ante emergencias climáticas, sociales y políticas.
Finalmente, el tercero, un escenario optimista, prevé un año de festividades pero también de compromiso que genere un impulso colectivo al servicio de la transición esencial en el futuro.
Por el momento tengo claro que no vamos a cancelar estos juegos. Pero la decisión fue tomada desde arriba, sin consultar a la población local afectada. Lo cual ya es un handicap. Ya no estamos en la era de Grenoble y Albertville.
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Observo que esta perspectiva no suscita ningún entusiasmo por el momento. De lo contrario. Seguimos viendo que el dinero público se esfuma en un acontecimiento que tendrá más impactos negativos que positivos. Sobre todo porque no sabemos si tendremos nieve o no.
Por tanto, el mensaje de las autoridades públicas es incoherente. Por un lado, debemos salvar y preservar y ya hemos indicado que lo haremos de manera sobria. Pero, por otro lado, gastaremos millones en un espectáculo que no tendrá más impacto que el negativo.
En materia de movilidad, por ejemplo, según Anne Lassmann Trappier, presidenta de France Nature Environnement Savoie, los Juegos serán perjudiciales para el medio ambiente, para las carreteras y para el agua y no permitirán más trenes en las estaciones de los Alpes.
En cuanto a la circunvalación como la de Gap, favorecerá al coche, lo que no es el objetivo esperado. Los Juegos Olímpicos también corren el riesgo de atraer nuevas construcciones en un momento en el que se trata de dejar de artificializar los suelos de los aparcamientos y otros alojamientos, así como en La Plagne de los antiguos remontes.
Por supuesto, podremos impresionar al mundo, pero este espectáculo estará reservado para personas de altos ingresos que tal vez ni siquiera se sientan atraídas por el evento.
En definitiva, nos faltará coraje y volveremos a gastar dinero en un proyecto de futuro a muy corto plazo cuando debemos repensar el destino de todos los macizos. Y probablemente deberíamos buscar inspiración en los pequeños macizos como los Vosgos o los Pirineos, que se anticiparon a los cambios y dieron un giro adaptado a la situación de un mundo en el que, como saben, no dudamos en confiar la organización de los Juegos Asiáticos de Invierno a un país como Arabia Saudita.
¿Quién está dispuesto a incurrir en gastos colosales en nieve artificial, esquí cubierto, aire acondicionado… Indiferente a los peligros climáticos!
Comentarios recogidos por Josette Sicsic
Leer: “Reinventemos la montaña: Alpes 2030: otra imaginación es posible”. Fiona Mille. Ediciones del faubourg. 14 euros – www.editionsdufaubourg.fr
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