El aumento de los precios del aceite de oliva en Argelia, que alcanzó niveles récord al comienzo de la cosecha de 2024, refleja varias dificultades importantes que afectan a la industria olivarera.
Al comienzo de esta nueva temporada, el precio del litro de aceite de oliva superó los 1.400 DA, lo que supone un aumento de casi el 50% respecto al año anterior. Este fuerte aumento de los precios está lejos de ser una buena noticia para los consumidores, que ya enfrentan una inflación generalizada, pero también para los productores, que deben enfrentar problemas estructurales cada vez más agudos.
En la wilaya de Bouira, la subida del precio del aceite de oliva al inicio de esta cosecha se debe en gran medida a una caída importante de la producción. Las condiciones climáticas, marcadas por una sequía prolongada, han afectado considerablemente a los rendimientos de los olivos en varias regiones olivareras, especialmente en las zonas rurales. “El precio de un litro de aceite de oliva es de 1.400 DA”, declaró el propietario de una almazara situada en la localidad de Zeboudja, destacando que el precio del kilo de aceitunas es de 180 DA.
Este año se espera que la cosecha sea muy inferior a las expectativas, lo que está provocando una escasez de aceite de oliva en el mercado local. Los productores, muchos de los cuales ya se encuentran en dificultades, se han visto obligados a vender sus aceitunas a precios más altos, agravando así la especulación en el mercado. La wilaya de Bouira registró una producción de 3,2 millones de litros de aceite de oliva la pasada campaña (2023-2024).
Los consumidores, que ya tienen que hacer frente al aumento de los precios, se enfrentan ahora a una verdadera crisis. El aceite de oliva, parte integrante de la cocina argelina, se está convirtiendo en un producto de lujo para muchas familias, afirma un profesional del sector. A esto se suman las dificultades económicas ligadas a la caída del poder adquisitivo, que hacen que el aceite de oliva sea cada vez más inaccesible. Otra causa de este meteórico aumento de los precios es la especulación, fenómeno exacerbado este año por la incertidumbre en torno a la producción. Ante una cosecha incierta, los productores venden sus aceitunas mucho antes de la cosecha oficial, a precios a menudo muy elevados, anticipando la escasez del producto. Esto crea una presión adicional sobre los precios del aceite de oliva, dificultando aún más el acceso a este producto básico para los hogares de bajos ingresos.
El robo de aceitunas y la alternancia de cosechas agravan la escasez y la subida de precios
El fenómeno de las ventas anticipadas es tanto más problemático cuanto que las cantidades cosechadas suelen ser insuficientes para satisfacer la demanda, que ya está en aumento. Debido a la alternancia de cosechas, donde algunos años se caracterizan por una producción baja, seguidos de otros años con una producción más abundante, las fluctuaciones de los precios se vuelven aún más pronunciadas. Este desequilibrio entre la oferta y la demanda hace subir los precios a medida que los inventarios disminuyen.
Otro agravante es el robo de aceitunas. En varias regiones de la wilaya de Bouira, los olivares son objeto habitual de ladrones. Estos robos, a menudo violentos, perturban considerablemente las cosechas y provocan importantes pérdidas económicas a los productores. La falta de vigilancia y seguridad en las zonas rurales expone a los huertos a este tipo de prácticas y los operadores se encuentran impotentes ante este fenómeno. El robo de aceitunas tiene consecuencias directas sobre la producción de aceite de oliva, pero también sobre la rentabilidad de las explotaciones.
Los productores, además de sufrir los riesgos climáticos, se ven obligados a enfrentar este flagelo que les impide cosechar plenamente sus frutos. Como resultado, los volúmenes de producción están disminuyendo, lo que aumenta aún más los aumentos de precios. Una de las consecuencias de estas múltiples dificultades es el abandono paulatino del olivar por parte de muchos agricultores.
Ante unos rendimientos cada vez más bajos, la falta de apoyo y el aumento de los costes de producción, un gran número de aldeanos y agricultores han optado por dejar de explotar sus tierras de cultivo de olivos. Esto afecta especialmente a las pequeñas explotaciones familiares, que ya no pueden hacer frente a los crecientes costes de producción, en particular los relacionados con el riego, la compra de insumos agrícolas y la modernización de los equipos.
El abandono del olivar tiene un impacto directo en la producción de aceite de oliva. De hecho, se cultiva menos tierra, lo que reduce la oferta de este producto esencial y aumenta aún más los precios. Ante esta crisis, es fundamental que se pongan en marcha soluciones para estabilizar la industria oleícola. Sería necesario poner en marcha programas de apoyo a la modernización de las explotaciones oleícolas, facilitando el acceso a créditos y tecnologías modernas.
Estas medidas mejorarían la productividad de los olivares, aumentarían los rendimientos y reducirían los costes de producción. La regeneración de tierras abandonadas también debe convertirse en una prioridad. Incentivos para fomentar la recuperación de estas tierras, así como programas de formación para jóvenes, podrían ayudar a revitalizar el sector. Y para evitar futuros aumentos excesivos de precios, es importante desarrollar una política para la gestión sostenible de los recursos hídricos y de riego.
Esto permitiría a los productores afrontar mejor las sequías recurrentes y garantizar cosechas más regulares. La situación actual del sector oleícola en Argelia, con la subida de los precios del aceite de oliva, el robo de aceitunas y el abandono de los olivares, requiere una actuación urgente y coordinada.
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