El aceite de oliva, producto imprescindible para muchos hogares marroquíes, está experimentando un espectacular aumento de precio.
El litro, que antes se vendía a 60 dírhams, supera actualmente los 120 dírhams, lo que provoca una gran preocupación entre los consumidores.
Este aumento de precios se atribuye principalmente a años consecutivos de sequía, que han afectado gravemente zonas de producción clave como Qalaat Saraghna y Chiadma.
Estas regiones, que alguna vez fueron prósperas en el cultivo del olivo, ahora registran una producción reducida entre un 40 y un 50% en comparación con años normales.
Abdelkarim El Shafei, vicepresidente de la Liga Marroquí de Derechos del Consumidor, explica que las difíciles condiciones climáticas, en particular las recientes heladas, han empeorado la situación.
De esta forma, el coste de producción de un litro de aceite de oliva alcanza actualmente los 95 dírhams en algunas fábricas, cantidad que, sumados los márgenes comerciales, explica los precios récord observados en el mercado.
Para bajar el precio, el gobierno marroquí autoriza la importación de aceite de oliva
Ante esta crisis, el gobierno marroquí ha autorizado la importación de aceite de oliva, especialmente de España y Turquía, donde los costes de producción son significativamente menores.
Un quintal de aceitunas españolas o turcas produce alrededor de 24 litros de aceite, frente a sólo 14 litros de un quintal de aceitunas marroquíes.
Sin embargo, el aceite marroquí “Baladi”, apreciado por su calidad excepcional, sigue siendo la opción preferida de los marroquíes.
Sus propiedades, como la conservación prolongada sin alteración del color ni del sabor, lo distinguen de los aceites importados, que ciertamente cuestan menos (alrededor de 90 dirhams el litro) pero cuyas características se deterioran con el tiempo.
La decisión de permitir las importaciones podría provocar una ligera caída de los precios a corto plazo, según El Shafei, pero no es una solución duradera.
La drástica reducción de los olivares en zonas como Qalaat Saraghna, donde algunos agricultores han optado por cultivos alternativos, está agravando la crisis estructural del sector.
Si bien Marruecos prácticamente no exporta aceite ni aceitunas, las autoridades deben encontrar formas de apoyar la producción local y preservar este sector vital.
En este contexto, serán esenciales soluciones a largo plazo, como políticas de riego adaptadas y medidas para fomentar la plantación de olivos, para estabilizar el mercado y proteger a los consumidores marroquíes.
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