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Los acuerdos de Bretton-Woods establecieron en 1944 el control de Estados Unidos sobre el mundo mediante el establecimiento de un sistema de patrón cambiario oro en el que la única moneda indexada al oro sería el dólar, estando las demás monedas indexadas a este último.
Por lo tanto, estos acuerdos ratificaron el poder del único occidental ganador de la Segunda Guerra Mundial y sometieron al mundo a la bota estadounidense. ¿Qué podría ser más obvio? El conflicto particularmente mortífero y destructivo tuvo lugar fuera del territorio estadounidense, dejando al continente europeo sin aliento y requiriendo una reconstrucción a gran escala, particularmente en Alemania. El principal financiador del conflicto fue estadounidense, tanto en lo que respecta a las deudas comerciales contraídas por los beligerantes como en lo que respecta a las deudas financieras a devolver. La aplicación del famoso Plan Marshall pretendía precisamente corregir todo esto abriendo el mercado europeo a los productos americanos, que eran “reembolsados” imponiendo su cultura, su “estilo de vida americano”.
En el apogeo de su poder industrial, financiero y monetario, Estados Unidos dictó sus deseos al resto del mundo occidental adornándose con una imagen protectora frente al oso soviético, también vencedor de este terrible conflicto, y amenazando estados vecinos.
Luego, gradualmente, a medida que los países europeos se recuperaban de sus heridas, a pesar de la bipolaridad del mundo, Estados Unidos experimentó dificultades. Económico ante todo con una desaceleración de su crecimiento. La sociedad entonces con las demandas de los afroamericanos sacudiendo a la juventud estadounidense alimentada por el liberalismo triunfante.
Finalmente militar con el conflicto de Vietnam, largo, demasiado largo, mortífero, demasiado mortífero… Y sobre todo muy caro.
Ante estas dificultades, se decidió abandonar el patrón oro dólar en 1971 (extraoficialmente) y luego en 1976 con los Acuerdos de Jamaica. Aunque hasta ahora Estados Unidos no estaba obligado a tener una contraparte en oro para los dólares emitidos, este cambio alterará la política monetaria estadounidense. Para financiar su propia economía, el Tío Sam imprimirá dinero e invertirá miles de millones de dólares en el mundo.
¿Con qué garantía? El único que le quedaba y que la hacía temida por el resto del planeta: su ejército.
Al mantener su posición de “policía” del mundo, los Estados Unidos han logrado la hazaña de tener su economía y su deuda financiadas por otros países del mundo y esto con la simple amenaza de poder intervenir cuando lo consideren oportuno y en cualquier parte del planeta su ejército, con o con la OTAN, esa cosa cuyo único objetivo es servir a los intereses estadounidenses.
Y así fue como pasamos del patrón oro al patrón militar.
Durante la última campaña electoral estadounidense, D. Trump se comprometió a resolver el conflicto entre Ucrania y Rusia en un plazo de 24 horas. E implícitamente, reducir esta famosa presencia militar estadounidense en el mundo, costosa en hombres (y por tanto desastrosa a nivel moral para la población) y en dinero (¿pagarán los ucranianos la cuenta y cómo?).
¿La elección del alborotador mediático anuncia el fin de la preeminencia militar estadounidense en el mundo y el regreso a una guerra económica aún más intensa cuyos efectos parecen ser más eficaces para asegurar su desarrollo y controlar mejor el de otros, incluidos los propios? ¿“aliados”?
amistades patrióticas
P.MAGNERON
Presidente IDNF
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