Guerra en el Medio Oriente –
Desilusionados, enojados, preocupados… Estos israelíes que eligen la emigración
Casi 59.700 israelíes han abandonado el Estado judío desde principios de año. Una población laica, educada y de “izquierda”.
Cécile Lemoine– Jerusalén,
Lisann Béchir– Ilustración
Publicado hoy a las 9:29 a.m.
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- Muchos israelíes están considerando abandonar el país en busca de un futuro mejor.
- El aumento de las salidas se está acelerando, especialmente desde 2023.
- La caída de la “aliyah” y las salidas no compensadas preocupan a los observadores.
- La doble nacionalidad es un recurso para muchos ante la incertidumbre política.
“¿La gente se va? ¡Conocemos muchos de ellos! Yaël*, 33 años, cara baja, cuadrada y redonda, bebe un té en Feel Beit, un espacio cultural que reúne a israelíes y palestinos en torno al arte en Jerusalén. “Mi novio y yo lo estamos pensando muy en serio”, afirma esta profesora de yoga nacida en Estados Unidos. Israel no es un país donde quiero criar a mis hijos. ¿Desde qué perspectiva? ¿Para que acaben en el ejército o en prisión si se niegan? De ningún modo.”
Maya* y su marido se van. Objetivo: abandonar Israel rumbo a Estados Unidos el próximo verano, para que sus tres hijos puedan empezar allí tranquilamente un nuevo curso escolar. Dejaron de creer que podían cambiar las cosas: “Aplazamos mucho tiempo nuestra decisión. Pero desde la llegada de este gobierno de extrema derecha religiosa, y esta guerra que no tiene fin, vemos claramente que este país no va hacia nada bueno”, explica Maya, quien dice que “dejó de creer que podían cambiar las cosas.
Trabajadora social, esta israelí laica del centro de Israel siempre ha trabajado para construir puentes, tanto dentro de su sociedad como con los palestinos. “Inscribimos a nuestros hijos en una escuela bilingüe árabe-hebreo. Durante mucho tiempo hemos tenido la esperanza de que este país pudiera cambiar. Ser parte de las voces de la paz siempre ha sido un desafío en Israel. Hoy es imposible”, suspira esta cuarentona, confiando que siente un “miedo existencial” ante el clima político que demoniza al campo de la paz.
El fenómeno se está acelerando
Yaël y Maya se están preparando para hacer su en el suelo: su “descenso”, lo opuesto alaliáel “ascenso” hacia Israel. El término es tan peyorativo como el tema es tabú en un país que, un “refugio” para los judíos del mundo, se construyó a través de la inmigración y la alienta activamente. Las pocas cifras disponibles muestran que el fenómeno se está acelerando: 55.300 israelíes habrían abandonado el país en 2023, frente a 38.000 en 2022 y 31.000 en 2021, según los informes de población publicados anualmente por la Oficina Central de Estadísticas de Israel (BCS). Casi 59.700 ayudé Ya se habrían contabilizado los primeros nueve meses de 2024, con un pico de 11.500 salidas en agosto de 2024.
Si antes estas salidas se compensaban con numerosos retornos desde el extranjero (29.000 en 2021, 23.000 en 2022), ya no es así desde 2023, cuando se han producido la mitad de retornos que de salidas. Además, elaliá se está desacelerando: 2024 registra una caída del 42% en las llegadas de recién llegados en comparación con 2023, según la Agencia Judía.
En el BCS se afirma que este salto en las cifras “no se debe a la guerra”, sino a una “actualización del método de cálculo”. Hasta hoy, un “emigrante” era un ciudadano continuamente ausente de Israel durante un año. Una duración redefinida a 275 días, y que lógicamente aumenta el número de interesados. “El recuento estadístico de la emigración induce un desfase temporal: las cifras de 2024 reflejan mejor el período de reforma judicial que las de 2023”, explica Eilat Cohen-Castro, jefa de migración del Departamento de Demografía y Desarrollo del BCS.
Aumentan los casos de doble nacionalidad
Aún así, la tendencia va en aumento. Según una encuesta realizada por Kantar Insights y la emisora pública Kan, casi una cuarta parte de los israelíes han considerado abandonar el país el año pasado. Deseos procedentes de otros lugares que conciernen a un determinado sector de la población: judíos asquenazíes laicos, más bien de izquierda, con un buen nivel educativo y, sobre todo, con doble nacionalidad.
Ido*, amigo de Yaël, como muchos israelíes, solicitó un pasaporte del país de origen de su familia, Alemania. Lo acaba de obtener, tras dos años de trámite. “Quería mantener una salida. Es un reflejo muy israelí, muy traumático”, afirma este ex ultraortodoxo. “El número de israelíes con nacionalidad europea, americana o de otras nacionalidades habría aumentado de unos 60.000 en 2000 a casi un millón en 2024”, estima Yossi Harpaz, sociólogo de la Universidad de Tel Aviv, especialista en cuestiones de ciudadanía e identidad. Esto es casi el 10% de la población.
“A nuestro alrededor, las personas que se van son principalmente investigadores, médicos, artistas… Hay una verdadera fuga de cerebros”, señala Maya, cuya nacionalidad estadounidense de su marido, analista de datos en tecnología, les permite vislumbrar un futuro en el Estados Unidos. “Es difícil abandonar tu país”, dice esta madre. Hablamos muy poco de ello, sobre todo porque, en última instancia, son los más privilegiados quienes pueden permitírselo”.
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