Un día antes del teórico final de la COP29 en Bakú, las delegaciones de los países están al borde de un ataque de nervios. En cualquier caso, esto es lo que se desprende este jueves de las últimas declaraciones oficiales. “Seamos francos. Todavía hay muchas diferencias significativas”admitió hacia el mediodía Antonio Guterres, secretario general de la ONU, a la prensa.
Unos minutos antes, fue John Podesta, el representante de Estados Unidos, el segundo mayor emisor de CO2 del mundo, quien salió a la luz: “Francamente, estamos profundamente preocupados por el evidente desequilibrio del texto en este momento. » Su homólogo chino, el primer país en el podio en materia de emisiones de carbono, hizo lo mismo un poco más tarde ese mismo día. “El texto actual contiene muchos elementos que no son ni satisfactorios ni aceptables para China”dijo Xia Yingxian con seriedad.
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No querer, según sus palabras, “endulzar”Wopke Hoekstra, negociador de la Unión Europea y comisario europeo de Acción por el Clima, consideró que el actual proyecto de acuerdo era “claramente inaceptable”. Pero fue sin duda el samoano Cedric Schuster, representante de los pequeños estados insulares, uno de los más afectados por los daños climáticos, quien fue el más mordaz: “Se acabó el tiempo de los juegos políticos. No podemos tomar una decisión (…) que vaya en contra del acuerdo de París por el clima. »
La ayuda a los países pobres, todavía objeto de discordia
¿Por qué tanta tensión? Así se desprende de la última versión del texto publicado anoche por la presidencia azerbaiyana de la COP. Un documento provisional de 10 páginas, que “caricaturiza las posiciones de los países desarrollados y en desarrollosegún Joe Thwaites, de la ONG NRDC (Consejo de Defensa de los Recursos Naturales), a la AFP. En el interior, dos opciones diametralmente opuestas, que van al corazón de la COP29: aumentar la ayuda de los países ricos e industrializados a los países en desarrollo que son, de facto, los más afectados por los efectos nocivos del cambio climático.
Hasta entonces, esta dotación era de 100 mil millones de euros al año, muy por debajo de las necesidades reales, estimadas al menos diez veces más. Defendida por los países en desarrollo, la financiación de este “nuevo objetivo colectivo cuantificado” (NCQG), sería según la “opción 1” del último borrador de acuerdo, supuestamente financiada exclusivamente con dinero de los países desarrollados (la mayoría ubicados en el Occidente). bloque, como Estados Unidos, la UE o Japón). Una modalidad que sigue la filosofía de los textos de la ONU, que estipulan que estos Estados son los únicos que pueden contribuir, en virtud de su responsabilidad como contaminadores históricos.
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Además, en esta primera opción, al menos 1 billón de dólares al año provendrían de dinero público de los países ricos y de fondos privados asociados. Y esto, “durante el período 2025-2035”y gracias a más donaciones que préstamos bancarios. Una demanda de los países pobres, muchos de ellos insolventes, que ya están muy endeudados debido a otros préstamos bancarios, ya sean de bancos comerciales tradicionales o de bancos públicos de desarrollo (como el Banco Mundial, la AFD francesa, la GIZ alemana, etc.). .).
Reflejando la posición de los países ricos, la segunda opción planea un objetivo financiero similar de al menos 1 billón de dólares por año “para 2035”. Pero, diferencia, este incluiría “todas las fuentes de financiación”con dinero público de cada país del mundo, fondos privados, o incluso nuevos impuestos globales, por ejemplo sobre la aviación o el transporte marítimo. Pero, gran punto de tensión, esta opción no cuantifica el compromiso de los países ricos, que desde el inicio de la cumbre han dicho que quieren esperar antes de proponer una nueva cantidad. Lo cual no es aceptable para los países en desarrollo. La opción 2 también satisface a los países ricos porque amplía la base de contribuyentes a la ayuda financiera climática.
Detrás de esta opción está el deseo del bloque occidental de obligar, en el marco de la ONU, a China o a los países del Golfo, naciones con considerables medios financieros y cuyas emisiones de CO2 son muy importantes. Una perspectiva rechazada categóricamente por China, que no quiere que el dinero que ya da a los países del Sur se cuente en el “nuevo objetivo colectivo cuantificado”. Una manera de que Pekín siga siendo libre en su cooperación financiera en materia climática, que ya considera sustancial.
Razones para tener esperanza
“No hay duda de que las negociaciones en esta COP son tensas. Pero al menos existe una visión compartida de que la ayuda financiera para el clima debe aumentar. Es en las modalidades donde las negociaciones son tensas”analiza Lola Vallejo, asesora especial sobre clima del Instituto para el Desarrollo Sostenible y Relaciones Internacionales (IDDRI), y copresidenta de la CMNUCC, el programa de trabajo de la ONU sobre mitigación del cambio climático.
Sobre todo porque tradicionalmente los Estados con mayor peso político esperan hasta el último día para mostrar sus cartas de triunfo. Si bien hasta entonces no se había fijado ninguna cifra sobre la cobertura climática, a media tarde el enorme grupo “G77 + China”, una alianza de 134 países del Sur, exigió a la UE, Japón o EE.UU. ” al menos “ 500 mil millones de dólares en financiación al año para el clima, hasta 2030.
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Además, una tercera opción estaría sobre la mesa. La empujan el australiano Chris Bowen y la egipcia Yasmine Fouad, los dos ministros encargados de conciliar posiciones. Pero, hasta la fecha, todavía no ha sido revelado. Además, se espera una nueva versión del acuerdo por la tarde, esta vez con los importes exactos solicitados, prometió la presidencia de la COP.
Pero según Lola Vallejo del IDDRI, el punto clave para llegar a un posible acuerdo es el siguiente: “Mientras no tengamos una resolución política fuerte de los países clave, estaremos siendo testigos de una forma de repetición de las posiciones de todos. » Ella agrega: “También sigue habiendo cierta vaguedad sobre el mecanismo de seguimiento de la evaluación global de las acciones climáticas, un proceso previsto en el acuerdo de París de 2015. Esto también forma parte de la negociación. »
Un ejemplo ilustrativo de este hecho: este jueves, la UE pidió más compromisos para reducir las emisiones globales de gases de efecto invernadero, culpando a los países productores de petróleo. La mordaz respuesta de Arabia Saudita: “El grupo árabe no aceptará ningún texto que apunte a un sector específico, incluidos los combustibles fósiles”dijo la delegada saudita Albara Tawfiq. Atmósfera…
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