No es ningún secreto: desde principios de noviembre, el rendimiento del Tesoro estadounidense a 10 años ha sido muy volátil. La victoria de Donald Trump y sus probables medidas inflacionarias la empujaron hacia sus máximos de mayo del 4,50%. El resurgimiento de las tensiones geopolíticas le ha dado un soplo de aire fresco, pero es seguro que la volatilidad seguirá a la orden del día. Los bonos del Tesoro de Estados Unidos se consideran la deuda “libre de riesgo” más sólida y líquida, a pesar de perder su calificación AAA de dos de las tres principales agencias de calificación.
En los últimos meses, un nuevo competidor, aunque con una calificación inferior (A+), se ha quedado por delante de Estados Unidos: China. Su deuda es mucho menos líquida, este factor sigue siendo clave, pero ahora paga menos que la de Estados Unidos, mucho menos. El bono China 2026 al 1,25% emitido hace 5 años con una prima de riesgo de +12 puntos básicos cotiza con prima negativa desde abril. El 11 de noviembre, China emitió dos nuevos bonos en dólares. Su objetivo era una emisión de 2 mil millones de dólares, obtuvo carteras de pedidos de… 40 mil millones de dólares. La prima de riesgo ofrecida al principio ya era baja, pero cayó aún más ante el éxito: de 25 a 30 puntos básicos a 1 y 3 para vencimientos de 3 y 5 años. El entusiasmo continuó después de la emisión y, el 20 de noviembre, el préstamo a 5 años se cotizaba con una prima de -32 puntos básicos, algo inaudito. A modo de comparación, la prima de un bono canadiense (calificación AAA) en dólares del mismo vencimiento es de +3 puntos básicos.
Más allá de estos impresionantes elementos, vale la pena considerar otros factores. China no tiene necesidades específicas en dólares, ¿por qué se endeuda en esta moneda? Crear una curva de referencia para las empresas locales que deseen emitir en dólares es una de las probables motivaciones. La demanda china ha sido fuerte, ya que estos bonos les ofrecen ventajas fiscales. Pero a esta esperada demanda local se sumó otra, un poco más sorprendente: los inversores sauditas. En mayo, los ministros de Finanzas de China y Arabia Saudita se reunieron y expresaron el deseo de fortalecer su colaboración financiera y económica. Un deseo nada piadoso, ya que China optó por emitir sus bonos desde Riad, apoyando así a Arabia Saudita en el desarrollo de su centro financiero. Es posible que los sueños de los defensores de la desdolarización que propugnaban la creación de petroyuanes en 2022 no se hayan hecho realidad, pero los dos países continúan ampliando sus vínculos.
Por último, cabe señalar que el 12% del vencimiento a 5 años se asignó a Oriente Medio (frente al 15% en Europa y el 6% en Estados Unidos) y que en el tercer trimestre, los fondos chinos vendieron 51.000 millones de dólares del Tesoro estadounidense. de 700 mil millones de dólares retenidos. Por tanto, los vínculos siguen estrechándose, creando nuevos equilibrios posibles a tener en cuenta.
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