Lara Griffiths, una británica de 54 años, se hizo millonaria jugando a la lotería. Si bien ella podría haber liderado una vida más que cómoda, una tragedia trastocó sus planes.
¡Recordar! Hace un año os contamos la historia de Lara Griffiths, la primera ganadora de la Lotería Nacional británica online. Mientras que ella había ganado el premio mayor de dos millones de euros, esta última lo perdió todo en ocho años.
En una entrevista reciente con The Mirror UK, la exmillonaria habla de su descenso a los infiernos y explica cómo empezó.
Fue en 2005 cuando Lara Griffiths y su marido Roger supieron que habían ganado el premio mayor de 1,8 millones de libras esterlinas (aproximadamente 2.097.432 euros).
Un verdadero shock para este profesor de artes escénicas y este responsable informático, que en el momento de los hechos tenían más de treinta años. En el séptimo cielo, la pareja gastó generosamente sus ganancias.
“En aquel momento no había realmente sentido común. Ni siquiera recuerdo haber hablado con Roger sobre administración del dinero. Sólo recuerdo que había mucho pánico y tonterías”.confiesa Lara al tabloide.
Crédito de la foto: Lara Griffiths / SWNS
Tras ganar el premio mayor, la pareja no dudó en dimitir para poder viajar en primera clase a los cuatro rincones del planeta.
De vuelta en Inglaterra, la pareja gastó 150.000 libras (unos 174.834 euros) para comprar una peluquería. Los jóvenes padres también gastaron 450.000 libras esterlinas (casi 538.773 euros) para poder comprar un granero reformado.
Crédito de la foto: Lara Griffiths / SWNS
“Perdimos nuestras posesiones”
Desafortunadamente, el sueño se convirtió en una pesadilla cuando se produjo un incendio en su casa en diciembre de 2010.
«Todo el lugar se quemó mientras yo estaba en el trabajo, pero Roger, los dos niños y los perros estaban dentro. Fue una pesadilla: también perdimos todas nuestras pertenencias. Ni siquiera teníamos ropa para ponernos. Nuestra casa ardió durante tres días.», recuerda Lara a los medios.
Esta tragedia tuvo consecuencias desastrosas: sin domicilio fijo, la familia vivió durante ocho meses con la madre de Lara mientras esperaba que reformaran la casa.
Dos años después, la pareja tomó la difícil decisión de divorciarse tras perder toda su fortuna. Ante esta situación, Lara no tuvo más remedio que vender su casa para sobrevivir.
“Tuve que vender mi casa, mi negocio y todo lo que tenía. Fue un verdadero desastre”.
Hoy, esta cincuentona vive con sus dos hijas adolescentes en casa de su madre. A pesar de sus problemas económicos, logró abrir un pequeño salón de tatuajes en el jardín. Esta actividad le permite ganar un poco de dinero.
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