Esta semana, Reunión La 1ère se centra en el tema del coste de la vida en la isla, a través de una serie de reportajes y del programa Sobatkoz del jueves. Hoy nos centramos en los estudiantes, que se encuentran entre los grupos más precarios y deben realizar simultáneamente sus estudios y gestionar sus gastos de vida diarios, con muy pocos ingresos.
No es fácil llegar a fin de mes cuando hay que formarse para un trabajo y al mismo tiempo seguir soportando los gastos diarios. Los estudiantes están en primera línea frente al alto coste de vida en Reunión, más aún cuando no pueden optar a ninguna beca.
Yann Pothin es estudiante del Instituto Regional de Trabajo Social (IRTS). Lejos de él reprobar el año y no graduarse. Sería, afirmó, un desperdicio de esfuerzo y sacrificio realizado para lograrlo.
Vea el reportaje de Reunión La 1ère:
Los estudiantes de la reunión son los más afectados por el alto costo de vida.
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©Reunión 1
Mientras vive en Plaine-des-Cafres, tiene que alternar cada mes entre dos semanas de prácticas, que realiza en el Sur, y otras dos semanas de cursos, en el IRTS del Este.
“Prefiero quedarme en el Sur porque es más fácil con gente cercana con la que puedo tener apoyo, ya que los tiempos son difíciles. La comida es cara, la gasolina es cara”explica, justificando así la imposibilidad de encontrar alquiler en el Este.
Durante sus 18 meses de estudio, el primer año, le negaron la beca. Este año pudo beneficiarse de lo establecido por las IRTS en colaboración con la Región. Son 756 euros, que se gastan principalmente en combustible para llegar a unas prácticas o clases, y también para comer o ayudar a su abuela con la que vive. “Me desahogo, o veo un poco más claro y saco un poco la cabeza del agua.u”, respira Yann Pothin.
Antes de esta beca providencial, el año pasado, tuvo que contar sobre todo con la solidaridad familiar. Sin su familia habría sido imposible estudiar, confiesa.
Aunque su situación ha mejorado gracias a la beca, sigue siendo muy cuidadoso con sus gastos, aunque se lo permite de vez en cuando”.un placer“, como comprar una bebida o un sándwich para el almuerzo”.Antes, cada centavo cuenta“, finaliza.
Tener que pensar constantemente en el presupuesto también es una fuente de estrés y repercute en el aprendizaje, señala Yann.
“Kan o no tiene dinero o tiene estrés, o tiene poca concentración o lo más posible en los cursos, las revisiones. Kan o tiene que pensar en qué o qué comer mañana, si o todavía tiene combustible para participar en el curso , provoca ansiedad e impacta en el entrenamiento.
Yann Pothin, estudiante del IRTS
Fue al mediodía cuando nos reunimos con un grupo de mujeres, también estudiantes del IRTS, con vistas a obtener su diploma de apoyo educativo y social. En el paseo marítimo de Saint-Benoît, ese día compartieron un picnic con uno de sus profesores para celebrar el fin de clases de una de sus materias.
Gwendoline Manieca estudia en el IRTS desde hace 15 meses y vive en Le Port. Cada mes, esta joven madre, antigua empleada a domicilio y ahora con contrato de aprendizaje, debe viajar a Saint-Benoît para asistir a clases, y las otras tres semanas realiza prácticas en otro lugar.
El coche es, por tanto, uno de sus mayores gastos, entre los costes de mantenimiento y el combustible. “El final de mes puede ser duro, sobre todo cuando tienes imprevistos.“, suspira quien gana entre 700 y 900 euros al mes.
“Es muy complicado. (…) Lo sentimos cuando vamos de compras y tenemos que sacrificar cosas para llevarnos las cosas más importantes para vivir, y realmente ya no tenemos cómo complacernos a nosotros mismos”
Gwendoline, estudiante del IRTS
Paola Corré, también estudiante, expresa las mismas dificultades. Viene todos los días de Le Tampon para asistir a clases en el IRTS de Saint-Benoît. Anteriormente empleada, tuvo que volver a ser estudiante y, por tanto, perdió ingresos. “Luchar es tener que pagar el alquiler, las facturas, el seguro del coche, la casa… Recién nacido el día 13 y medio ya en descubierto“, espetó.”Las becas para estudiantes son muy pocas para alguien que ya no cuenta con el apoyo familiar.” continúa Paola.
Los formadores del Instituto son testigos directos de esta precariedad estudiantil. Sylvie Marguerite, que hoy almuerza con sus alumnos, lamenta que algunos tengan que abandonar la formación porque no pueden afrontar los costes.
“Tenemos regularmente estudiantes que regresan a nosotros diciéndonos que la vida es cara, que tenemos que pagar la comida, el alquiler, la gasolina… Incluso si existen sistemas, tenemos situaciones extremas de precariedad, y financieramente ya no pueden sobrevivir. llega a fin de mes.”
Sylvie Marguerite, formadora del IRTS
El formador destaca estar atento a la situación de los alumnos, con el objetivo de que no se produzcan abandonos. “Intentamos mantener este espíritu de apoyo fuera de los momentos de aprendizaje, en el ámbito privado. Nuestra puerta permanece abierta para que no se produzcan situaciones de interrupción del entrenamiento“, concluye Sylvie Marguerite.
“A veces los estudiantes no tienen comida. En 2024 esto será una realidad”.
Sylvie Marguerite, formadora del IRTS
Para afrontar el problema, el servicio de Vida Estudiantil del IRTS está poniendo en marcha varias acciones con socios y asociaciones: entrega de paquetes con el Banco de Alimentos de la Mascareña, sistema de cestas solidarias para que los estudiantes compartan con sus compañeros de promoción de alimentos, o incluso préstamo de ordenadores o. un fondo solidario.
De los mil estudiantes acogidos por el IRTS, El 75% se encuentra en situación precaria según el servicio de Vida Estudiantil.
“Intentamos ayudarles lo mejor que podemos, orientándolos hacia los sistemas existentes, organizando acciones o recurriendo a la red de antiguos alumnos de nuestro centro para encontrar soluciones”
Xavier Poirié, responsable del servicio de Vida Estudiantil del IRTS
Para Xavier Poirié, responsable del servicio de vida estudiantil del IRTS, la precariedad de estos estudiantes se debe principalmente a la distancia entre el establecimiento benedictino y su lugar de residencia. “A menudo, el estudiante vive en el Sur, en el Norte, en el Oeste y asiste regularmente a clases en el IRTS. Este es un costo adicional causado por el transporte y el almuerzo.“, subraya.
El objetivo de su servicio: ayudar a estos jóvenes a superar las dificultades durante su formación en el establecimiento. La formación les permitirá acceder a un empleo una vez se gradúen y, por tanto, a un salario. Porque el 95% de los aproximadamente 400 estudiantes que se gradúan cada año en el IRTS encuentran después un trabajo. Todavía tenemos que llegar hasta el final, a pesar de la precariedad estudiantil, que a veces es extrema.
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